Nombre de dos antiguas divinidades indias a las que el Rig-Veda (v.) dedica más de cincuenta himnos. El vocablo significa «poseedor de caballos».
Los dos Asvin están representados como una pareja inseparable: dotados ambos de juvenil belleza y montados en un espléndido carro tirado por veloces caballos, aparecen al terminar la noche cuando la aurora esparce sus primeros albores, y en compañía de Sūryá, la hija del Sol, atraviesan en un solo día todo el espacio celeste.
Muchas son las interpretaciones que se han dado de estas dos divinidades, que sin duda guardan cierta afinidad con los Dioscuros griegos: el cielo y la tierra, el día y la noche, los dos crepúsculos, el Sol y la Luna, la constelación de los Gemelos, la estrella matutina y la vespertina, etc.
La más probable de ellas es esta última, que desdobla en dos aspectos de todos conocidos un solo planeta, Venus, unificándolos luego en el alba. Los Asvin llevan a cabo hazañas altamente humanas y otorgan sus beneficios a toda especie de seres vivientes: vigor juvenil a viejos extenuados por diversos achaques, salud a los atormentados por tal o cual enfermedad, fecundidad a las mujeres estériles, etc.
Son además considerados como médicos de los dioses. Un célebre relato legendario relacionado con su milagroso poder, es el que se refiere al rejuvenecimiento de Cyavana (v.).
M. Vallauri