Anfortas

Personaje del poema Parzival (v. Perceval) de Wolfram von Eschenbach (c. 1170-1220) y del drama musical Parsif al de Richard Wagner (1813-1883). Anfortas es el rey del Graal, el pecador enfermo o herido del Perceval de Chrétien de Troyes.

Figura de complejo relieve psi­cológico, ya que se halla en perpetua lucha entre la aspiración a lo divino y el re­cuerdo del pecado, Anfortas es seducido por Kundry (v.) en el jardín de las deli­cias de Klingsor (v.) y, despojado de la lanza sagrada de Longinos y herido con ella por aquel mago, sufre cruelmente a causa de su herida que no deja de sangrar, y más aún por la vergüenza de tener que atender con aquel estigma de culpa a su sublime deber eucarístico de rey del Graal. Su ansia de muerte, tan constante como inútil, recuerda la de Tristán (v.).

El do­lor de su herida es el símbolo del arrepen­timiento que debe ser también constante y proporcionado a la culpa y que figura en­tre los más nobles rasgos de la ética cris­tiana que Anfortas encarna y que tan pro­funda vida encuentra en algunos poemas medievales. El rey pecador sólo podrá ser salvado por un caballero purísimo — que según la leyenda alemana será Perceval (v.) y según ulteriores leyendas francesas habrá de ser Galaad (v.), hijo de Lanza- rote (v.)—el cual, devolviéndole la salud con la misma lanza que le hirió, podrá res­tituir a su espíritu, después de tantas an­gustias, la paz definitiva.

Wagner, al tomar de Wolfram von Eschenbach este personaje, lo simplifica convirtiéndolo, con notable profundidad psicológica, en un simple pe­cador y recogiendo en él la intención esen­cial de los novelistas místicos medievales: la redención por medio de la compasión, elemento que Wagner había hallado en el budismo. Así Anfortas debería convertirse en un símbolo de la humanidad, que sufre a causa de sus propios errores y que sólo a través de las torturas del remordimiento logrará la expiación y hacerse digna de los fines a que Dios la ha destinado.

Sin em­bargo, en el pensamiento de Wagner, en la época en que escribió el Parsifal, An­fortas tiende más bien a representar la Iglesia católica corrompida, que en cierto modo tiene prisionero a Cristo (el Graal) en espera de que el «puro loco» germánico venga a abrirle las puertas de su prisión: «Erlösung dem Erlöser», redención para el redentor.

G. Manacorda