[Rural Rides], Bajo este título el agitador inglés recogió en dos volúmenes, en 1830, los ensayos que había ido publicando en el diario fundado por él, el «Weekly Political Hegister». Después de algunas reformas propuestas en 1821, dirigidas a soslayar la grave crisis de la agricultura, consecuencia de las guerras napoleónicas, decidió ir a ver con sus propios ojos la situación agraria para informar a sus lectores.
De esta manera, probablemente sin darse cuenta de ello, escribió su mejor libro, el único de sus escritos que ha vencido al tiempo. A la vista del campo, viviendo las escenas de la vida rural, que tantos recuerdos despertaban en él, hijo de campesinos, la preocupación política se alejaba de su mente para dejar paso a una especie de lírico entusiasmo, a un amor un poco ingenuo y simple pero apasionado, por su tierra. Así nacieron las numerosas e inspiradas descripciones que hoy día se consideran clásicas. En estas páginas también las ideas del autor (que fue conspicuo representante del partido radical popular) encuentran, es natural, frecuentes ocasiones de desahogarse; de manera que su importancia no es menor en el campo de la literatura que en el de la historia política de la época.
La panacea que Cobbett proponía con tanta vehemencia y honradez, es teóricamente muy sencilla: volver a la tierra y dar a cada hombre la posibilidad de trabajar, de casarse joven, de tener una casa confortable y buena ropa. Que el clero se dedique a asistir a los infelices, el ejército a adiestrarse para la defensa de la nación, y que los impuestos sean proporcionados a las rentas de cada uno. Era el tiempo de las ilusiones generosas en sociología, y, salvo más o menos sensibles diferencias en los detalles, el ideal de Cobbett es el de todos los reformadores de su época desde el anarquista y racionalista Godwin a Bentham y a Smith.
L. Krasnik