[Self-help]. Obra de Samuel Smiles (1812-1904), publicada en 1859, y muy difundida. «Self-Help» literalmente significa «auto-ayuda», esto es, ayudarse uno mismo sin asistencia de los demás. Es una serie de conferencias dadas por el autor a un grupo de jóvenes de humilde condición, que habían formado una sociedad para «mejorarse» intercambiándose los conocimientos que cada uno poseía; Smiles quiso demostrar que «nuestra felicidad y nuestro bienestar dependen necesaria y precisamente de nosotros mismos y que la disciplina, la vigilancia ejercida sobre sí y, ante todo, el pronto y honesto cumplimiento del propio deber, es lo que constituye la gloria de los caracteres viriles». En realidad, ni leyes, ni instituciones, ni escuelas, ni libros, pueden levantar el nivel de una sociedad sin el concurso libre y perseverante de los individuos. Nada hay en la vida más importante, que formarse un carácter viril y alcanzar el mayor desarrollo posible del cuerpo, de la inteligencia y de la conciencia. Smiles valora su tesis ilustrándola con la historia de hombres de humilde origen que supieron elevarse a gran altura, dejando huella imborrable en la historia de la humanidad.
Pasan por sus páginas, vivamente presentados, científicos y generales, hombres de estado, fundadores de industrias, inventores y productores: entre éstos, el autor subraya de modo particular a los creadores de la máquina de vapor y de los telares, las pacientes fatigas de los más célebres alfareros, sosteniendo que, aun reconociendo que el azar favoreció sus descubrimientos, eran precisas sobre todo voluntad y laboriosidad «para distinguir y aprovechar las ocasiones propicias». Ejemplos de perseverancia admirables son: Buffon, Walter Scott, Jenner, inventor de la vacuna variólica; porque el arte, que es un don de la naturaleza, requiere siempre «ejercicio largo y laborioso», y de ello son prueba las vidas de Tiziano, Hogarth, Cellini, Dupré, Rossini y Verdi. Gran espíritu de iniciativa y energía personal, demostraron también los santos y los filántropos (San Francisco de Sales y San Vicente de Paúl), todos cuantos lucharon por abolir la esclavitud; y, en un plano inferior, pero no menos concreto, porque «cada oficio tiene su dignidad», los hombres de negocios que, tomando como máxima que «la honradez es la mejor línea de conducta», supieron aprovechar el tiempo, las cosas pequeñas y hacer buen uso del dinero. La obra de Smiles, carente de toda pretensión literaria y artística, está movida por el más simple buen sentido: su éxito enorme puede explicarse porque refleja en su empirismo, y en su especificada moralidad, la mentalidad de gran parte de la sociedad en la época en que fue escrita.
A. Prospero Marchesini