Obra apologética de Eusebio de Cesarea (260-340 aprox.), dirigida contra las acusaciones promovidas por los paganos contra los cristianos. Estas acusaciones son enunciadas en la primera parte del libro primero, junto con las promovidas por los judíos.
Entre las argumentaciones de orden histórico, cuyo fin es demostrar que con la venida de Jesucristo se confirmaron las profecías de las Sagradas Escrituras, se expone la tesis de que la pax Augusta instaurada por el Imperio romano, librando al mundo de las repetidas guerras surgidas entre los muchos estados que se creaban, no fue más que una preparación para que se instaurase una nueva universalidad humana. Así, el Cristianismo se adjudicaba la misión civilizadora del Imperio romano. Los quince primeros libros de la obra, tras esta introducción, están dedicados a demostrar lo injusto de la acusación de que los cristianos habían abandonado, sin motivo, el culto de las divinidades nacionales para adorar al Dios de los judíos.
Puesto que la acusación partía de los paganos, Eusebio adopta, para refutarlas, sus propias afirmaciones; la obra es así, esencialmente, una gran colección de capítulos extraídos de escritores paganos, que demuestran la insuficiencia de las religiones nacionales. Los dos primeros libros tratan de la cosmogonía y de la teología de los paganos (especialmente de los fenicios, egipcios y griegos); el tercero, de la interpretación de los mitos teológicos; el cuarto, de la religión (Eusebio tiende a demostrar que los dioses de los paganos eran demonios del mal); el quinto y el sexto se ocupan de los oráculos y del problema del fatalismo; el séptimo y octavo están dedicados a la religión y a la «filosofía» hebrea, sosteniendo la razón que asistía a los cristianos para atenerse a las Sagradas Escrituras. Los últimos libros, finalmente, tratan de las relaciones entre griegos y hebreos. Sostiene Eusebio que los griegos conocieron suficientemente la anterior cultura hebrea y se sirvieron de ella, en gran medida, para alcanzar muchos de sus pretendidos descubrimientos.
Un vastísimo estudio trata en particular de Platón, quien derivó muchas de sus especulaciones de los libros de Moisés y de los profetas. Eusebio se esfuerza también por demostrar el carácter esencialmente cristiano de su filosofía. Los últimos libros están dedicados a los sistemas filosóficos que sucedieron al platónico. Aparte la originalidad fecunda, de algunas concepciones históricas, esta obra destaca por su extraordinaria doctrina y contiene gran riqueza de fragmentos entresacados de autores muy diversos. También por este motivo gozó la obra del favor general.
A. Passerini