[La gúmena]. La cuerda a la que está atado un cofrecillo, milagrosamente pescado, y que contiene ciertos objetos de identificación de un personaje, da título a esta comedia de Plauto (2559-184 a. de C.), de ambiente predominantemente marinero, de intriga bastante vulgar, con escenas de rufianerías, violencias y, finalmente, de felices e inesperados reconocimientos. De- mon, a quien hace años fue raptada su hija, vive junto al templo de Venus, en Cirene, pero ignora que en la misma ciudad vive también Labraces, el comprador de su hija Palestra, de la cual se ha enamorado de tal modo el joven Plesidipo que ha pagado ya al mediador la mitad de la cantidad pedida por el rescate de la muchacha.
Labraces, sin respetar los pactos, se embarca de noche con el parásito Carmides y con las dos esclavas, Ampelisca y Palestra, intentando huir; pero una tempestad le hace naufragar junto al templo de Venus. Las dos muchachas, arrojadas a la playa, hallan cortés hospitalidad junto a la sacerdotisa del templo. Mientras Ampelisca va a sacar agua a casa de Demon, llega Tracalión, esclavo de Plesidipo, que es reconocido en seguida por aquella mujer, quien le cuenta4, el naufragio, el salvamento y la pérdida de un cofrecito en que su amiga Palestra había colocado los objetos de su reconocimiento. Llega también Labraces, seguido del parásito Carmides: los dos han sabido que aquellas mujeres se han refugiado en el templo y vienen siguiéndoles la pista. Los gritos de las dos muchachas, arrancadas de los altares a los que se abrazan desesperadamente, hacen salir a Demon, el cual, con sus esclavos, detiene a Labraces mientras Tracalión, por otra salida, hace huir a las mujeres y las conduce a casa de Demon. Labraces, por su intento de estafa, es llevado ante el tribunal. Mientras tanto es pescado el cofre- cito atado a la cuerda. Demon, en presencia de Palestra, manda abrirlo y con alegría inmensa reconoce en la muchacha a su hija robada, la cual de este modo podrá casarse con Plesidipo; también Tracalión se casará con Ampelisca, mientras el afortunado pescador del cofre recibirá la compensación de medio talento, que Labraces es obligado a desembolsar para que se guarde silencio sobre su intento de estafa.
El aire marino, que a ráfagas se difunde por toda la comedia, sopla no tanto de las costas de Grecia, de donde procede el original de esta comedia, cuanto de las vecinas riberas tirrenas y sículas, en las cuales Roma combatía con Cartago por la libertad y el dominio de los mares. El expediente resolutivo del reconocimiento, la revelación imprevista de la verdadera personalidad, nacimiento y condición social del personaje, son puros procedimientos mecánicos: el interés del comediógrafo se dirige con preferencia a una pintura de ambientes, con pescadores y marineros, en cuya fantasía influyen mucho los cuentos de raptos de niños por piratas, de largos viajes, de interminables ausencias, de peligrosos naufragios y de hallazgos inesperados de tesoros. Es el sentido de aventura que, después de haber atraído a la gran empresa oriental de Alejandro a todo el pueblo griego, tienta ahora al pueblo itálico hacia las riberas de África y de Asia. [Trad. española de P. A. Martín Robles en Comedias de T. Maccio Planto, tomo V, con el título El cable marino (Madrid, 1945)].
F. Della Corte
Plauto… en su lenguaje es un creador maravilloso…, sabe decir todo lo que quiere de la manera más convincente y conforme a los personajes que hablan; y todos los medios de la técnica estilística, aliteraciones, paronomasias, asonancias, los emplea para aumentar la vida de su preciadísimo lenguaje, cuya pureza y propiedad nada turba, y en que las palabras cómicas nuevamente creadas y las voces griegas burlescamente introducidas se hallan tan lejos de la «rustica asperitas» como de la «peregrina insolentia». (C. Marchesi)