Comedia de costumbres de clase media, obra del dramaturgo Jacinto Benavente (1866-1954), estrenada en 1903. Representa la contraposición entre la vida de salón y la del campo con «ironías» de los «señoritos» de ciudad, tema que casi en nuestros años ha vuelto a llevar a la escena el fino autor en Cualquiera lo sabe. Para Hurtado Al natural (con un grupito de obras menos destacables) «resuelve en sentido cristiano el problema de las relaciones entre pobres y ricos». Para nosotros ni siquiera asoma este sentido semi-trascendental. Se trata, delicadamente, con la mejor habilidad técnica de Benavente, en su casi juventud, del hastío de la sociedad urbana. llena de prejuicios y ñoñerías, frente a la sana vitalidad del mundo, de la tierra y del aire, motivo eterno desde la época horaciana, y visto sólo humanamente. Es como la liberación en la sierra, de los burgueses adinerados de Madrid. Fitzmaurice- Kelly ve en Benavente el satirizador «de una sociedad engreída de su importancia, intelectualmente nula, laboriosamente perezosa… notoriamente viciada». Uno de los personajes de esta obra (en dos actos) es la Marquesa del Palmar, y la acción pasa en el primer acto en Madrid, y en el segundo en una finca del campo. Se trata un poco del tema que inició Guevara en el XVI de «menosprecio de corte y alabanza de aldea». Así, tras las «pequeñas molestias» aristocráticas — y sus «pequeñas miserias» —, contrasta la vida sana, y el «amor sano» del campo. Éste es el de Joaquín y Pilar. La tesis — si se quiere llamarla así — es de que «al natural… es como se conoce bien a la gente», y la base dramática, las palabras de Pilar: «Toda mi historia es esto…: este campo, esta huerta, esta casa». La obra se estrenó en el Teatro Lara.
A. Valbuena Prat