De este modo fue titulado por Ettore Romagnoli, en su traducción, el único drama satírico de Sófocles (496-406 a. de C.) que se ha conservado. El título griego significa los «Rastreadores». Es un largo fragmento publicado por vez primera por A. S. Hunt en el vol. IX de los Papiros de Ossirinco; el descubrimiento es reciente, de 1912.
Son 393 versos, de los 900 que aproximadamente se supone contenía la obra, y de ellos sólo son totalmente legibles 250; los 150 restantes están reconstruidos mediante conjeturas aproximadas por los modernos filólogos. No obstante cabe formarse una cierta idea con lo que se conserva, y al menos se puede deducir el tema de la pieza, que justifica nuestro interés. Los personajes son: Apolo, Sileno, Cilene (nodriza de Mercurio) y un coro de sátiros. Ha sido robado el rebaño de Apolo; Sileno y los sátiros, animados por los dones prometidos, se disponen a la caza; descubren las huellas de los bueyes, y guiados por ellas entran en la cueva donde se halla Cilene. En realidad ha sido Mercurio, que hace poco nació, quien los robara. De pronto, un rumor inaudito se eleva y llena de confusión a los sátiros; es Mercurio que hace sonar su lira, que acaba de inventar. Aquí se interrumpe el papiro. La obra es graciosa y ligera, podría decirse musical; es viva y fragante, por la ingenuidad de las criaturas que en ella toman parte.
L. Polacco