Con este poema en cinco libros, el autor se proponía continuar la narración homérica de la Ilíada (v.). desde el punto preciso en que Homero la había interrumpido.
Sepultado Héctor con todos los honores, los troyanos vieron llegar en su socorro a Pentesilea, reina de las amazonas; pero la gesta guerrera de estas mujeres fue de breve duración, porque su reina halló la muerte por mano de Aquiles. Tersitas tomó pretexto de esto para burlarse del héroe mirmidón como matador de mujeres, y éste, en un arrebato de ira, mató al motejador, y para reparar su culpa se embarcó para Lesbos en voluntario destierro. Mennón rey de los etíopes, que da título al poema, se aprovechó de su ausencia para ayudar a los troyanos. Al sembrar estragos en el campo aqueo, el etíope también mata a Antíoco, joven amigo de Aquiles.
Éste vuelve, y está a punto ya de entrar en Troya, cuando la flecha de Paris le hiere mortalmente en el talón. A su muerte Ulises disputa a Áyax las armas de Aquiles, las cuales quedan para el itacense; y Áyax, por el dolor que esto le causa, se da muerte. El argumento lleno de motivos novelescos y poéticos, más que una Etiópida, se debiera llamar una Aquileida (v.), tema que más tarde intentará tratar Estacio, sin llevarlo a término. En íntima relación con la Destrucción de Rión (v.) del mismo Arctino, la Etiópida inspiró gran parte de la producción posthomérica, épica y trágica (v. también Ciclo épico griego).
F. Della Corte