[Saints and Sinners]. Drama del inglés Henry Arthur Jones (1851-1929), representado en, 1884. Fletcher, ministro evangélico, es un hombre de rectos principios y de profundos sentimientos religiosos, seguramente el único que posee estas cualidades en la pequeña ciudad en que vive.
Para los demás, la religión no es otra cosa que la hipocresía puritana con que encubren su avidez de ganancias y sus especulaciones sin escrúpulos. Entre éstos hay un tal Hoggard, influyente miembro de la congregación y acérrimo enemigo del ministro, porque éste, administrador de los bienes de algunos huérfanos, ha rechazado con indignación unas propuestas de Hoggard que hubieran significado la ruina de estos desgraciados. Hoggard encuentra un precioso aliado en el droguero Pabble, también enemigo de Fletcher porque éste protege la cooperativa comarcal, gracias a la cual se regulan los precios. La ocasión para la venganza no tarda en presentarse: Letty, adorada hija de Fletcher, se enamora locamente de un apuesto oficial y huye con él. Después de un mes de afanosa búsqueda, la muchacha vuelve a la casa paterna. Pero el ojo vigilante de Hoggard lo ha visto todo; el ataque es fácil. O Fletcher firma el contrato del especulador, o él, públicamente, en la iglesia, lo revelará todo, haciendo caer a Fletcher de su pedestal. El amor paterno lucha con el sentimiento del deber; Fletcher duda un momento, pero al fin triunfa y decide revelar él mismo la verdad.
Con el pecho destrozado, la hija arrepentida lo confesará todo a los fieles reunidos en la iglesia. El drama, en el que se nota una lejana resonancia de la Letra Escarlata (v.) de Hawthorne, habría debido terminar aquí. Pero la fidelidad a los principios ibsenianos de que el drama debe ser llevado hasta sus extremas conclusiones, sin miramiento para los sentimientos de los espectadores, cede a la convención del final feliz. Así, en el último acto, el seductor de Letty muere en las Indias, Hoggard termina en prisión tras de otras empresas delictuosas y Fletcher vuelve a su iglesia.
G. Forneli