[Rime]. El nombre de Bonagiunta Urbicciani (12209-1290) está ligado con el episodio del canto XXIV del «Purgatorio» dantesco, en que Dante tropieza con este poeta, le revela el secreto poético de la nueva escuela, y Bonagiunta habla del «nudo» que retiene a él, al notario da Lentino y Guittone a este lado del «dolce stil novo». Fue poeta de vasta fama, como puede deducirse de la Divina Comedia (v.), y típico representante de la antigua poesía, a la que Cavalcanti y el joven Alighieri miraban con jacobino desdén de innovadores.
Seguidor de Guittone, Bonagiunta se muestra muy diestro en el lenguaje provenzal, lenguaje, por otra parte, que tiende a renovar en ciertas canciones suyas de elevado estilo y de atrevidos pero duros experimentos métricos, al modo de Guittone. Pero hay evidente desproporción entre el esfuerzo y sus resultados poéticos (esto precisamente fue lo que quiso hacer notar Dante), y sus canciones son poco más que trabajados repertorios del lenguaje relativo a la caballeresca «servidumbre» de amor. Quedan aquí y allí la abstracta frescura de algunos motivos primaverales sacados también de los provenzales: «quando vegio la rivera / e le pratora fiorire»; «quando apar l’aulente flore / lo tempo dolze e serino», etc.; y alguna no infeliz variación sobre el tema del fresco, perfumado y luminoso rostro de la Virgen.
D. Mattalía