Arvid Falk, un joven idealista, deja su empleo para dedicarse a la literatura militante y, de este modo, tratar de incidir positivamente en el tejido de una realidad profundamente injusta. Pero al cabo de un año, desilusionado, vuelve a su profesión, interesándose ahora por la numismática y conservando, no obstante, en su ánimo la exigencia y la esperanza de una justicia superior.
En el interior de estas «escenas de la vida de artistas y literatos» presentadas con ironía, pulula todo un mundo burgués compuesto de usureros y banqueros, editores presuntuosos y curas rapaces, muchachas corruptas y literatos «bohémiens», cargos públicos indolentes y gobiernos hipócritamente arropados de ideales patrióticos.