Breve novela alemana de Theodor Fontane (1819-1898), publicada en 1882, con la que se abre su serie de novelas berlinesas. El título proviene de un conocido cuadro de Tintoretto. La novela es de clave, según la costumbre del tiempo, y el argumento es similar al más famoso de Ana Karenina (v.): la bella y joven Melanie, por amor hacia el joven y fogoso señor Rubehn abandona a su marido mucho mayor que ella, con dos hijas. El interés no radica en la sencilla trama sino en la descripción del acomodado ambiente burgués de Berlín, bastante conseguida en algunas escenas sueltas, como en el banquete en casa del comendador Ezechiel van der Straaten o en la jira nocturna en barca por el Sprea. Admirables son además las caracterizaciones de los personajes, entre las que destaca la figura del marido engañado, Ezechiel van der Straaten, «naturaleza sentimental-humorística, cuyos «berlinismos» y desplantes no son más que retoños licenciosos de su espíritu de independencia y de un humor imperturbable».
Sin embargo esta figura semicómica se eleva, algunas veces, por encima de todas las demás, hasta una tragedia humana y una noble dignidad; ello se advierte ya al principio, cuando llega de Venecia una copia del famoso cuadro de Tintoretto, «L’Adultera» (de aquí el título italiano de la novela), el marido, singularmente emocionado, la muestra a la mujer que dice sencillamente: «¡Mira! Ha llorado». Es él quien, pese a diez años de matrimonio sereno y aunque Melanie, hija de un difunto noble suizo, fue salvada por sil marido de la ruina financiera y se lo debe todo, es él sin embargo quien cree ver en ella un ser superior y está vagamente atormentado por el temor de ser algún día traicionado por ella. El clima de la época se encuentra también en algunas conversaciones que se desarrollan sobre temas de arte y de música (en particular una disputa sobre la manera de entender a Ricardo Wagner). La novela inicia en alemania la literatura narrativa cuya protagonista es la alta burguesía que alcanzó su mayor auge en la época de Bismarck y cuya decadencia Thomas Mann describirá más tarde en los Buddenbrooks (v.).
C. Baseggio y E. Rosenfeld