[O Bardo de La- vos]. Novela del escritor portugués Abel Acácio de Almeida Botelho (1854-1917), publicada en 1891 como primera de la serie «Patología Social», compuesta de cinco novelas. Es la obra más famosa y más leída del autor. Descendiente de familia noble pero degenerada, el barón de Lavos ya desde su infancia muestra morbosas perversiones sexuales. Después de haber malgastado su juventud en mil depravaciones, decide contraer matrimonio y poner freno a instintos y dispendios. Escoge una burguesa bella y lozana, coquetuela, pero honrada. A pesar de esto, el tan deseado e intentado método de vida dura poco y el barón se encapricha locamente de un expósito miserable pero bellísimo. Le pone una casa, le viste, le paga espléndidamente, intenta educarle en las formas de la vida social e incluso le introduce en su casa. La baronesa está abandonada por su marido, pero continúa siéndole fiel a pesar de la asiduidad de Xavier La Camera, solterón equívoco y espadachín de fama. El barón se sonríe de este galanteo, pero cuando se entera de que La Camera ha intentado arrebatarle a Eugenio, el efebo, le provoca a duelo y es herido. Obligado a guardar cama, quiere que le acompañen y le cuiden la esposa y el efebo. Éstos, con la convivencia, empiezan a desearse mutuamente. Ella intenta reaccionar, pero al fin cede y Eugenio ya no tiene bastante con la bolsa del barón. Éste, puesto en guardia por las insinuaciones de una camarera, sorprende a los dos amantes y provoca un escándalo. La baronesa huye de los suyos. El barón le asigna una cantidad, hace liquidar el resto de sus bienes y se marcha al extranjero. De vuelta a Lisboa y a sus repugnantes excesos, acaba en la más negra miseria, viéndose reducido a vivir de la limosna de sus amigos y degradándose cada vez más hasta que, atacado por una horrible y repugnante enfermedad, muere una noche en la calle a causa de un incidente provocado por unos golfos. La novela aplica con exagerada crudeza de situaciones y de términos la fórmula naturalista entonces en boga. El autor revela, no obstante, un temperamento agudo en el análisis y profundo en la observación, de manera que la tesis prevalece sobre la ejecución artística a la cual falta concreción y libertad constructiva e inventiva.
L. Panarese