[Przedwiosnie]. Novela del polaco Stefan Zeromski (1864-1925), publicada en 1925. El protagonista, Cezary Baryka, joven estudiante, crecido y educado en Rusia y en el clima de la revolución bolchevique, por la que siente viva simpatía, tras un largo y penoso viaje durante el cual muere su padre, perseguido por los rojos, vuelve a Polonia. En Varsovia el joven siente nacer en sí un sentimiento nuevo, el amor por su patria, y agitado por el entusiasmo general, se alista como voluntario, cuando los bolcheviques atacan el país. En la guerra salva la vida a un rico compañero de armas, quien, restablecida la paz, le hospeda en sus propiedades de Nawloc. Allí, en un ambiente de antigua nobleza campesina, entre placeres y goces, el joven se encuentra mezclado en un complejo drama de amor. Carolina, la dulce muchacha que se había enamorado de él, es envenenada por una tímida y estúpida chicuela también impulsada por un loco amor hacia Cezary. Pero el corazón del joven no será para ella: ha encontrado a Laura, viuda joven, prometida por interés a un rico, y se ha convertido en su amante.
Un incidente con el novio de Laura lo trunca todo y Cezary marcha a Varsovia. En la tercera parte de la novela, Cezary, de vuelta a la universidad, se encuentra sumido en una profunda lucha espiritual que no consigue resolver: de un lado, y por obra de un compañero, el comunismo despierta en él las antiguas simpatías, por otra parte el agudo sentido de la realidad de su viejo amigo y protector, y el amor a su país, le atraen hacia el nacionalismo. Su interior desazón está agravada por el amor hacia Laura, que vuelve a encenderse intenso en su corazón. Pero la mujer, que se ha casado mientras tanto, rechaza el amor del joven. Cezary, entonces, con un impulso de desesperación, y empujado por el odio contra los ricos que le han hecho gustar la amargura de la vida, se une con los huelguistas y comunistas y marcha con ellos hacia el Belvedere. Así termina esa novela, donde el autor, sin abrazar, como su protagonista, ningún programa político, desarrolla un concepto social, que no es más que una ética cristiana de amor y de justicia. Y en esta justicia más humana se expresan la necesidad de un orden nacional y la simpatía hacia el proletariado y la economía colectiva, representadas por las visiones sociales del anciano Baryka. Con cruda sinceridad, Zeromski pone al desnudo todas las llagas de la vida colectiva e individual, aun tratando de comprender las grandes incoherencias del alma humana. El libro, que despertó al aparecer grandes discusiones, ha influido muchísimo sobre la generación de los escritores de la posguerra que vieron en Zeromski a su maestro.
W. de Andreis