Nació en torno al 965 en Spira y murió hacia 1030. Casi nada sabemos acerca de su vida; quedan, empero, las noticias de que ésta dio él mismo al principio de su obra Vida y pasión de San Cristóbal (v.). A los siete años ingresó en la escuela que Balderico, obispo de Spira entre 970 y 987, había fundado, y a la cual llevara las enseñanzas recibidas en la de San Gall, de la que procedía. Al cabo de tres años de propedéutica estudió las siete artes liberales del Trivium y el Quadrivium, y a los dieciocho llegó a subdiácono. Una docta monja, Hazecha, también discípula de Balderico, y luego tesorera del monasterio de Quedlinburg, había enviado a su maestro un pequeño poema sobre la vida de San Cristóbal, pronto perdido por la negligencia del bibliotecario episcopal: Balde- rico, entonces, encargó a Walther que escribiera acerca del mismo tema, cual lo confirma una carta que éste dirigió a la monja tres años después de haber llevado a cabo la citada labor.
Como resulta de los versos finales, la época de composición debe situarse en el curso del primer año del reinado de Otón III de Sajonia. Probablemente, Walther permaneció luego en la mencionada escuela, que, tras la extinción de la dinastía sajona, viose protegida por Conrado II el Sálico, el cual apreció mucho a la ciudad de Spira y fundó su catedral. Se ha pretendido identificar a Walther con el prelado homónimo que ejerció el episcopado entre 1004 y 1030 (aunque otros historiadores consideren al obispo Walther ya muerto en 1027); sea como fuere, el poeta en cuestión parece haber sido el prelado de su nombre que acompañó al emperador Enrique II en su expedición a Italia y asistió a la coronación del soberano. Indudablemente, debió de alcanzar una gran fama a causa de su doctrina, puesto que el célebre Burckard, obispo de Worms fallecido en 1025, pidió su colaboración en la obra Decretorwn libri XX, texto fundamental del derecho canónico. Redactó la inscripción de su losa sepulcral el célebre Eckehart IV de San Gall.
V. M. Villa