Vitruvio Polión Marco

Desconocemos el lugar y la fecha del nacimiento de este arquitecto, que vivió durante la época de César y Augusto. Maffei le considera de Verona; otros creen que debió de ver la luz en Placencia, y algunos le juzgan natural de Mola de Gaeta, la antigua Formia; esta última suposición parece ser la mejor fun­dada. Ignoramos asimismo la fecha de su muerte. Sabemos, empero, que vivió una existencia larga y activa. Fue soldado, con César, en Hispania y Grecia, donde actuó como ingeniero militar; luego residió en Roma, y allí trabajó en las construcciones imperiales. Julio César primeramente y Augusto después, ayudáronle en su ancia­nidad con una subvención vitalicia, lo cual es una prueba del reconocimiento de ambos. En Roma, también, compuso en los últimos años de su vida, el famoso tratado de Ar­quitectura (v.).

En el campo de la técnica se le debe la invención del módulo quinario en la construcción de los acueductos. Vitruvio pro­yectó máquinas de guerra y edificó muchos monumentos. Sin embargo, lo mismo que las huellas de su existencia, también los restos de su labor han sido borrados casi enteramente por el tiempo; sólo existen al­gunos en la población de Fano, para la cual construyó Vitruvio una famosa basílica y un arco de triunfo augustal aún visible, aunque modificado. El nombre del gran arquitecto se halla actualmente vinculado a su tra­tado, el más célebre de la historia de la arquitectura. «Sus cinco órdenes — escribe Bradbury— construyeron Italia y siguen construyéndola todavía»; en realidad, em­pero, este autor se queda corto en tal afir­mación, por cuanto en cualesquier país y época, desde los tiempos de Roma hasta los nuestros, el neoclasicismo arquitectónico ha basado sus propias normas en los órdenes griegos reducidos al esquema de Vitruvio.

También se perdió la versión original del tratado, con ilustraciones del mismo autor; y, así, de la copia manuscrita descubierta en 1414 sacó todo el Renacimiento, primero el italiano y después el europeo, las reglas estéticas más difundidas de la construcción. El an­ciano y famoso Vitruvio había compilado su texto no según teorías abstractas, sino mediante la condensación de una ilustre y variada experiencia de constructor; finalmente, pre­sentólo hacia el 27 d. C. a Augusto. Éstas y las restantes y escasas noticias referentes a la vida y la persona del gran arquitecto que ha sido posible reunir se hallan espar­cidas un poco por doquier en las páginas de algunos escritores latinos, entre los cuales figuran Plinio y Frontino.

De Vitruvio queda sin­gularmente un nombre elevado a la catego­ría de símbolo de una «llamada al orden», a la cual acudieron constantemente los ar­quitectos de los países de cultura medite­rránea, donde todavía yacen, rotos sobre playas desiertas, capiteles y columnas cuya belleza perfecta debió de imaginar él mismo según el estilo de los griegos. Permanece también de Vitruvio el orden humano en el cual identificó, dejándolas establecidas para la posteridad, las leyes inviolables de una ar­quitectura eterna.

G. Veronesi