Víctor Cousin

Nació en París el 28 de no­viembre de 1792, murió en Cannes el 14 de enero de 1867. Habiendo ingresado en 1810 en la École Nórmale Supérieure, se distin­guió por un amor al estudio e inteligencia excepcionales: así, en 1812 era nombrado profesor suplente de literatura griega, en 1813 encargado de ejercicios de filosofía, y en 1815 suplente de filosofía (cátedra de Royer-Collard).

Durante estos años conoció a Maine de Biran, cuya influencia se mani­festó fuertemente en él, y fue esta amistad, unida al clima político y moral de la épo­ca, lo que le hizo concebir el proyecto de una filosofía espiritualista donde se conci­liaran el racionalismo del siglo XVIII y el fideísmo católico de la Restauración.

En 1817-18 hizo un viaje por alemania, du­rante el cual conoció a Hegel en Heidelberg, conocimiento que se trocará en una amis­tad duradera. Trató también a Schelling, por el que concibió mucha estimación, pero sin alcanzar semejante intimidad.

Estos co­nocimientos y la influencia de la cultura alemana refuerzan sus tendencias eclécti­cas y hacen nacer en él el amor por los estudios histórico-eruditos de filosofía. Fru­to de los pensamientos y de las lecciones de estos años son los Fragments philosophiques (1826), que se ampliaron en ediciones suce­sivas hasta formar cinco volúmenes.

En 1820 fue privado de la práctica de la enseñanza a causa de sus ideas liberales, dedicándose entonces a la publicación de grandes tex­tos filosóficos (Descartes y Proclo), género de trabajo que cultivará durante casi todo el resto de su vida y que alcanza hasta las ediciones de Abelardo y de Maine de Biran.

En 1824, en ocasión de un segundo viaje por alemania, una frase imprudente deter­mina su detención y es encarcelado durante seis meses, acusado de carbonario; puesto en libertad por intercesión de Hegel, re­gresa a Francia, donde la fama de este epi­sodio, unido a toda su conducta política, le vale las simpatías de los liberales, que están recuperando terreno; tanto es así, que los políticos logran para él en 1828 la cátedra de historia de la filosofía en la Sorbona.

Los cursos de aquellos años le proporcio­naron material para algunas de sus gran­des obras, las cuales van ampliándose siem­pre en ediciones sucesivas: Cours d’histoire de la philosophie (1829), Histoire général de la philosophie (1864), Historia de la filo­sofía moderna (v.); en 1837 publica, radi­calmente reformados, los cursos de 1818 con el título De la verdad, de la belleza, del bien (v.).

En 1830 ocurre el adveni­miento de Luis Felipe, y C., abandonando la enseñanza, se lanza a la vida política, en la que hace una rápida y brillante ca­rrera. Llega a ser miembro de la Academia de Francia, de la Cámara de los Pares, director de la École Normale Supérieure y, por último, durante ocho meses, acti­vísimo ministro de Instrucción Pública.

En 1844 se empeña en una vivísima batalla con­tra el partido católico, en defensa de la enseñanza de la filosofía y la libertad y el laicismo de la cultura universitaria (Défense de l’Université et de la philosophie, 1844-45). El éxito alcanzado en esta polémi­ca lleva al ápice su fama, de modo que durante algunos años podrá C. ejercer una verdadera dictadura sobre la filosofía oficial francesa.

Pero la revolución del 48 y el gol­pe de estado napoleónico del 51 ven el rá­pido declive de su éxito. Vencido por los católicos en las cuestiones de la libertad universitaria y de la enseñanza de la filosofía (1850), C. presenta la dimisión de to­dos sus cargos, retirándose amargado a la vida privada. Ni siquiera se interesa más por la filosofía y pasa los últimos años de su vida en la investigación de curiosidades eruditas.

G. Preti