Nació en Vetluga (gobierno de Kostromà) en 1856 y murió en la «Troicko-Sergeeva Lavra» el 5 de febrero de 1919. Profesor de segunda enseñanza en diversas ciudades provincianas, permaneció desconocido a lo largo de varios años. La madurez de su primer ensayo — publicado por El mensajero ruso—, La leyenda del Gran Inquisidor de F. Dostoievski, reveló una sólida formación de crítico. Su fisonomía de pensador resultó, empero, inquieta y contradictoria; y, así, permitióle colaborar a la vez en la revista reaccionaria El tiempo nuevo (bajo el seudónimo de V. Varvarin) y en la liberal La palabra rusa. V. Soloveer lo bautizó con el apodo de Judushka, el corrompido y cínico personaje de La familia Golovlëv (v.) de Saltykov.
En ello se dio, indudablemente, cierta exageración polémica; sin embargo, no podía negarse la presencia en las actitudes de Rozanov de cierto cinismo, siquiera destinado a la ocultación de los propios sufrimientos. Una página sin duda muy dolorosa de su vida fue el matrimonio con la «diabólica» Apollinarija Suslova, de la cual habíase enamorado Dostoïevski; se trata de un vínculo que no logró romper cuando hubiera podido casarse con V. D. Rudneva, la mujer que supo llevar una mayor serenidad a su existencia; pero su relación con ésta viose siempre amenazada por la otra, acérrima enemiga de su rival. Aparte de la actividad periodística, Rozanov tuvo gran importancia como iniciador de la exégesis del pensamiento de Dostoievski que atraviesa toda la literatura rusa del período 1890- 1910; nuestro autor descubrió antes que nadie en Memorias del subsuelo (v.) el momento crucial de toda la creación dostoievskiana.
A Rozanov se deben, además, páginas sobre Gogol de gran trascendencia para la exégesis del autor de Las almas muertas (v.), examinado, como Dostoievski, a la luz — de una concepción apocalíptica del cristianismo que no sabríamos si calificar de «mística» o de «sexual». La actividad crítica de Rozanov, situada entre 1900 y los tiempos inmediatamente anteriores a la primera Guerra Mundial, movióse en tomo al problema religioso, y dio lugar a los textos En el mundo de lo oscuro y lo incierto, Junto a los muros de la iglesia, La iglesia rusa y El rostro oscuro (Metafísica del cristianismo), a la colección Hojas caídas, en la cual figuran las páginas literariamente más bellas del autor, y, finalmente, a las reflexiones De motivos orientales, sobre la religión del antiguo Egipto.
El ataque más violento dirigido por Rozanov contra el cristianismo en nombre de la fe es el publicado en 1918 bajo el título El apocalipsis de nuestro tiempo (v.), denominado asimismo El apocalipsis de la revolución rusa; en tal obra, la más conocida en el extranjero, el autor expone sus ideas por última vez, por cuanto, refugiado, tras la revolución — a la que sintióse ajeno—, en la «Troicko-Sergeeva Lavra», murió allí el año que siguió al de la publicación del libro.
E. Lo Gatto