Nació en Málaga el 27 de diciembre de 1799 y murió en Madrid el 5 de febrero de 1867. Estudió Leyes y Humanidades en Granada; allí consiguió, a los veinte años, la cátedra de griego. Más tarde volvió a su ciudad natal, enseñó retórica en el seminario y dedicóse al mismo tiempo a la abogacía y la poesía.
En 1824, acusado de liberalismo, hubo de huir a Gibraltar. En 1830 se hallaba en Madrid, donde colaboró en Correo Literario y Mercantil con el seudónimo de «El solitario en acecho». Luego fue auditor general del ejército gubernamental del Norte en la campaña contra los carlistas (1834), y después diputado repetidas veces, senador, consejero de Estado y, finalmente, en 1847, ministro de Guerra y Marina.
Sin embargo, la actividad política no le impidió la de carácter artístico y poético; y así, se le deben las fundaciones del Museo de Pintura y Arte y la Biblioteca Provincial de Sevilla. Como poeta lírico publicó en 1831 un tomo de Poesías entre las cuales destacan por su gracia las anacreónticas.
En la revista Cartas Españolas aparecieron aquel mismo año algunos artículos costumbristas suyos, reunidos luego en 1847 con el nombre Escenas andaluzas (v.); en ellos tuvo origen la sucesiva producción de los autores españoles del género.
La época de Estébanez fue un período romántico, durante el cual se estudiaron la vida popular, las características peculiares del país y su folklore, con una finalidad más o menos deliberadamente social. Los escritores de costumbres disponen de una amplia paleta; sin embargo, no todos los toques presentan un valor uniforme.
Por ello, al describir toreros, andaluzas, etc., la gracia colorista de Estébanez resulta semejante al estilo de Mesonero Romanos en su tono minuciosamente realista y descriptivo y la afición a lo pintoresco; pero, en cambio, su costumbrismo, ajeno a fines morales y políticos, se aleja de Larra, el cual, con intenciones críticas y análisis psicológico, describe la sociedad sin aceptar su manera de ser. Estébanez debe su fama enteramente a las escenas de costumbres.
Además de sus poesías, cayó en el olvido el resto de su producción: Cristianos y moriscos (1838, v.), novela histórica; Sobre la invasión de Portugal en 1580 (1858), obra incompleta, y De la conquista y pérdida de Portugal, publicada postuma en 1885.
S. Savelli