(O Amorgino) Tal es la ortografía exacta del nombre de este autor, según permiten precisar los testimonios más autorizados de los gramáticos; las vacilaciones entre Semónides y Simónides (caso no único en el mundo helénico y motivado por la pronunciación) debieron provocar en los mismos antiguos la atribución errónea de algunos poemas de nuestro poeta a su colega más célebre Simónides de Ceos. Según la Suidas, su padre se llamó Crines, y él nació en la isla de Samos; posteriormente fue denominado «amorgino», por cuanto condujo a la isla de Amorgos una colonia de conciudadanos suyos. Desconocemos tanto la fecha de su nacimiento como la de su muerte; no obstante, y siquiera con algunas vacilaciones, la tradición concuerda en situar hacia la mitad del s. VII a. de C. la vida de este autor, a quien presenta como contemporáneo de Arquíloco y Tirteo.
Ciertas opiniones, empero, pretenden adelantar tal período en varios decenios, y colocar, de esta suerte, toda la vida de Semónides en la segunda mitad del siglo VII. Famoso autor de yambos, conservamos de su producción, junto con unos cuantos fragmentos breves, la célebre sátira contra las mujeres, una larga y mediocre poesía integrada por ciento dieciocho versos (v. Yambos). El crudo pesimismo que llena todos sus pasajes y la afición del poeta a la sistemática negación de las ilusiones y esperanzas del corazón humano hicieron de Semónides uno de los autores poéticos más apreciados por Leopardi.
Sin embargo, ya la Antigüedad habíale juzgado buen poeta; y así, los gramáticos helenísticos le incluyeron en el canon de los yambógrafos, junto a Arquíloco e Hipónax. En realidad, empero, no puede considerársele como poeta propiamente dicho, por cuanto la exaltada amargura de su espíritu y la desnuda y excesiva crudeza de su expresión llegaron a esterilizar completamente su inspiración. Según se dijo muy justamente, en efecto, «más que a la historia de la poesía griega pertenece a la historia del pesimismo griego», pues «se trata del primer pesimista integral y absoluto del mundo occidental».
G. Morelu