Robert Emmet Sherwood

Nació en New Rochelle (Nueva York) el 4 de abril de 1896 y murió en esta última ciudad el 14 de noviem­bre de 1955. Su pertenencia a una familia notable en los ámbitos artístico y político debió de influir probablemente en su precocidad. Participó en el primer conflicto bélico mundial: estuvo en el frente fran­cés con la «Black Watch» del cuerpo expe­dicionario canadiense, conoció en Arras la guerra de gases, y fue herido en Amiens. Apenas vuelto a la patria se graduó en Harvard e ingresó poco después en el perio­dismo. Actuó como crítico cinematográfico de The Vanity Fair (1919) y de Life (1920), publicación de la que fue subdirector (1920-24) y director (1924-28). Mientras tanto, la admiración que desde su infancia sentía por Aníbal habíale sugerido su pri­mera obra dramática, El camino de Roma [The Road to Rome, 1927], en la que emplea como argumento contra la guerra el avance del famoso general cartaginés hacia la Ciu­dad Eterna y la decisión que le llevó a soslayar él ataque de ésta; el notable éxito de la obra indujole al abandono del perio­dismo; en favor del teatro.

La inspiración cómica, visible en El esposo de la reina [The Queen’s Husband, 1928], cedió el paso al elemento sentimental, en la obra siguien­te,’ El puente de Waterloo [Waterloo Bridge; 1930]; tal experiencia, empero, no resulto muy lograda. Intentó luego el drama de efecto con Ésta es Nueva York [This is New York, 1931], en la que tampoco el autor se mostró muy feliz. El mismo año, empero, pudo considerarse terminada la fase expe­rimental del escritor con la aparición de Reunión en Viena [Reunión in Vienna], en la que un grupo de nostálgicos Habsburgo desterrados y el recuerdo del amor del prín­cipe Maximiliano Rodolfo hacia su antigua amante Elena, le permiten reconstruir con una fusión perfectamente lograda el senti­miento, la emoción, el cinismo y el carácter mundano y artificial de la vida vienesa, y ello en medio de un equilibrio absoluto en­tre el elemento cómico y el sentimental. Tras el amplio éxito de esta obra Sherwood trabajó durante algunos años para el cine en Holly­wood e Inglaterra.

Sin embargo, volvió, finalmente, al teatro con una comedia menos significativa, La acrópolis [Acropolis, 1933], a la que siguió El bosque petrificado [The Petrified Forest, 1934], quizás excesivamen­te inverosímil por el deliberado afán que indujo al autor a representar en tal obra existencias humilladas y por el consiguiente carácter simbólico de algunos personajes. El desarrollo de la situación internacional llevóle a ratificar su aversión a la guerra en Delicia de idiota [Idiot’s Delight, 1936], en la que la grave acusación dirigida contra las fuerzas que se aprestaban a desencadenar el segundo conflicto bélico mundial aparece presentada, con gran eficacia, bajo un aspecto externo rico en ingenio y humo­rismo. En 1938 Sherwood dio a la luz su obra principal: Abraham Lincoln en Illinois [Abe Lincoln in Illinois]; en ella reafirma su apasionada fe en la democracia norte­americana a través de la juventud del gran presidente que llegó de muchacho rural a inteligente jefe de una nación en crisis. El ataque ruso contra Finlandia inspiróle No habrá noche alguna [There shall be No Night, 1940].

Desde este año hasta 1945 Sherwood desempeñó importantes cargos políticos. En esta última fecha apareció El sendero es­cabroso [Tre Rugged Path], y en 1949 Miss Liberty; se trata de dos obras que nada aña­dieron a su fama. A pesar de la publicación de una novela, El caballero virtuoso [The Virtuous Knight, 1931], y de una interesante biografía, Roosevelt and Hopkins (1948), domina en su personalidad el dramaturgo. El teatro de Sherwood, realista incluso cuando roza el campo simbólico, se basa en la participa­ción del escritor en la vida, que se mani­fiesta en el aspecto más humano, en un equilibrio entre el sentimiento y la sátira.

S. Rosati