Nació en Noordpeene el 30 de agosto de 1878, y m. en París el 13 de abril de 1944. Hijo de un maestro de escuela, estudió en la École Normale Supérieure (1900), y se doctoró en Letras en 1910 con la tesis La Révolution française et les lettres italiennes. Sucesivamente fue profesor en los liceos de Saint-Quentin y Reims, y luego en la Sorbona (1919) y en el Collège de France (1925), donde ocupó la cátedra de literaturas modernas comparadas. Fue varias veces a América a dar ciclos de conferencias y cursos de apreciadas lecciones, y en 1921 fundó, con Fernand Baldensperger, la Revue de littérature comparée. Obtuvo títulos honoríficos de numerosas universidades extranjeras.
Profundo conocedor de la literatura italiana, escribió Leopardi (1913), L’Italie vivante (1923) y L’influence française en Italie au XVIII.e siècle (en colaboración con Henri Bédarida, 1934). Se le deben, además, Lamartine (1926), La vie de Stendhal (1927), Don Quichotte (1931) y Les livres, les enfants et les hommes (1932). Fundamentales son La crisis de la conciencia europea: 1680-1715 (1935, v.), amplia exposición del paso del espíritu disciplinado y tradicionalista del siglo XVII al individualista y crítico del XVIII, y El pensamiento europeo del s. XVIII desde Montesquieu hasta Lessing (v.), obra aparecida póstuma en 1946. Junto con J. Bédier ideó y dirigió una gran Histoire ïlustrée de la littérature française (1923-24, v. Historia de la literatura francesa). En 1940 ingresó en la Academia, donde sucedió a Georges Goyau. Durante la ocupación alemana, H., cuyo nombramiento de rector de la Universidad parisiense fue rechazado por los invasores, publicó en la revista clandestina France de demain un artículo titulado Pour que vive Vâme de la France.
L. Fuá