Poco o nada se sabe en concreto sobre la vida de este obispo de Hierápolis, que es uno de los primeros escritores cristianos. Vivió entre los años 70-80 y 140-150 aproximadamente, y anduvo recogiendo con celo testimonios en torno a Jesús y a los Apóstoles y discípulos. Ireneo lo estimó mucho, como discípulo del apóstol Juan (v.); pero Eusebio de Cesarea, que juzga a Papías «corto de mente» probablemente por su ingenuo milenarismo, cita el prólogo de su Explicación de las sentencias del Señor (v.) para demostrar que distingue al apóstol del sacerdote homónimo. Graves y largas discusiones han provenido de ello, en relación con la atribución del IV Evangelio y del Apocalipsis, y de los fragmentos relativos a los Evangelios de Marcos y de Mateo (también conservados, con algunas otras anécdotas, por Eusebio).