Poeta mexicano nació en Mixcoac, D. F., en 1914. Estudió en la Universidad Nacional y se dedicó a la literatura y a la diplomacia. Empezó muy joven a publicar versos en la revista Barandal (1931), dirigió las revistas Taller (1939) y El Hijo Pródigo (1943), y obtuvo en 1944 el premio norteamericano Guggenheim. Después de recoger otras producciones en el volumen Luna Silvestre (1933), en las que ya se perfila concretamente el lírico, y hacer poesía de circunstancias con motivo de la guerra civil española (¡No pasarán!, 1936), publicó sus libros esenciales: Raíz del hombre (1937), Bajo tu clara sombra (1937), Entre la piedra y la flor (1941), A la orilla del mundo (1942). El crítico italiano Ugo Gallo señala un paralelismo entre el mexicano Paz y los españoles Ridruejo, Otero y Aleixandre. Son muchos los que señalan a Paz como el poeta mexicano más personal y definido de las modernas generaciones; sin embargo, se le censura su versatilidad al intentar posteriormente el cultivo de diversos ismos e incluso el retocar, como avergonzado de un pasado mejor, sus anteriores composiciones (Libertad bajo palabra).
En sus últimos tiempos, Paz tiende al hermetismo y parece como entregarse a unas corrientes en las que no navega mejor que antaño, ni mucho menos: Semillas para un himno (1952), Piedra de sol (1958), La estación violenta (1958), Salamandra (1962). El ministro en Francia (1953) y embajador en la India (1962) ha escrito en prosa sugestivos ensayos como El laberinto de la soledad, El arco y la lira (1956) y Las peras del olmo (1957), además de un prólogo a la edición de Pedro Zekeli de Cuatro poetas de Suecia (1963). El talento y la delicadeza lírica del poeta mexicano lo colocan en un rango singular en la lírica moderna castellana. No mejora gran cosa su prestigio de intento teatral La hija de Rapaccini (1956). Sin embargo, cuanto intenta el escritor tiene el sello característico del artista que se esfuerza desde diversas partes del mundo en hacer oír, ante el respeto general, una voz lírica mexicana.
J. Sapiña