Max Reger

Nació en Brand el 19 de marzo de 1873 y murió el 11 de mayo de 1916 en Leip­zig. Hijo de un maestro, estudió primero en Weiden, después en Sonderhausen con Hugo Riemann y en Wiesbaden, donde pronto consiguió un puesto de profesor en el Con­servatorio. Pasó después a Munich (1901), donde obtuvo gran éxito como pianista, pero también mucha oposición por sus ideas innovadoras. De los años de Munich son, además de la mayor parte de los Lieder, los tres primeros Cuartetos para arco (op. 54 y 74), el Quinteto con piano, op. 64, la Serenata y el Trío, op. 77, las Sonatas, op. 72 y 84, para violín y piano, las once Sonatas para violín solo (op. 42 y 91), las Variacio­nes y fuga sobre un tema de Bach, op. 81 para piano, la mayor parte de sus composi­ciones para órgano, en primer lugar la Fan­tasía y fuga sobre un tema de Bach, op. 46 y las Variaciones y fuga sobre un tema ori­ginal, op. 73 y las monumentales Variacio­nes y fuga sobre un tema de Beethoven, op. 86 e Introducción, pasacalle y fuga, op. 96 para dos pianos.

Son obras que docu­mentan su excepcional maestría en el con­trapunto y su vivísimo amor por las formas y por los autores clásicos. Aparece evidente una posición opuesta al Romanticismo, que llega entonces a la exasperación. Reger se da cuenta de la crisis, pero no logra superarla. El desmenuzamiento del organismo musical es todavía una posición romántica. Reger sabe penetrar en lo íntimo de un tema, desentra­ñar todas sus posibilidades, aun las infinite­simales; sabe llegar a las consecuencias más lejanas e imprevisibles de una forma. La vitalidad de la obra de Reger se halla en el fragmento, en una serie de episodios a me­nudo luminosos y floridos, pero también con frecuencia ahogados en una trama enorme e invasora. Reger ama sus divagaciones y sus búsquedas y se pierde en ellas: es la confirmación de su alma romántica, pero también constituye su limitación de artista. Nombrado profesor de composición en el Conservatorio de Leipzig (1907), Reger se de­dicó a la música coral y orquestal y escribió una serie de Motetes para la iglesia de Santo Tomás y las Variaciones y fuga sobre un tema de Hiller, op. 100 (v. Variaciones); no olvidó, sin embargo, la música de cá­mara (son de este período el Cuarteto, op. 109 uno de los trabajos más perfectos y significativos de Reger, el Sexteto op. 118 y el último Cuarteto, op. 121 para arco) ni la vocal.

Nombrado en 1911 director de la or­questa de Meiningen, consiguió gran fama y perfeccionó su escritura orquestal; son de estos años el Concierto al estilo antiguo, op. 123, la Suite romántica, op. 125, los Cuatro poemas del Böcklin, op. 128 (v. La isla de los muertos), más bien hinchados y retóricos, y las Variaciones y fuga sobre un tema de Mozart, op. 132 (v. Variaciones), además de la op. 131, que reúne una serie de composiciones para instrumentos de arco (violín; dos violines; viola; violoncelo) y otra serie de composiciones para órgano. Retirado a Jena en 1913, Reger murió inespe­radamente de un ataque al corazón.

C. Marinelli