Nació en París en 1802 y murió en Versalles en 1873. Formado en la École Normale Supérieure, diose a conocer todavía muy joven como periodista en Le Globe. Perteneció al grupo de amigos que solía reunirse en casa de É. Delécluze y procuraba dar nueva vida a la escena trágica francesa, dentro de la fidelidad a la tradición literaria nacional. Los intentos de aquéllos, singularmente los de P.-L. Roederer y de Vitet, allanaron, en realidad, el camino del teatro romántico; así lo reconoció Dumas hijo en el prólogo a Henri III. A 1826 se remonta la primera obra dramática de nuestro autor, Les barricades; a ella siguieron Les États de Blois (1827) y La mort de Henri III (1829). Posteriormente reunió estas tres piezas en la trilogía titulada La Liga (1830, v.).
En 1831, protegido por Guizot, inició una brillante actividad: inspector de los monumentos al principio, fue diputado por Balbec en 1834, y luego vicepresidente del Consejo de Estado, y miembro de la Académie des Inscription en 1839 y de la Academia Francesa en 1845. Se retiró de la vida política durante el Segundo Imperio, y dedicóse, en particular, a los estudios históricos y a las investigaciones de crítica artística. Entre sus numerosos libros cabe mencionar Histoire de Dieppe (1838), Marie Stuart (1838), Monographies sur Notre-Dame de Noyon (1845), Les États d’Orléans (1849), Fragments et mélanges (1846), Le Louvre (1852) y varios ensayos históricos, literarios, artísticos y filosóficos. Volvió a la actividad política en 1871 y representó al Sena inferior en la Asamblea Nacional.
C. Falconi