Juan de la Cueva

Nació en Sevilla hacia 1543 ó 1550, según las conjeturas de dife­rentes críticos, y murió probablemente en 1610. A pesar de las numerosas investigaciones realizadas, son escasas las noticias que acer­ca de la vida de este poeta y dramaturgo poseemos.

Se conoce, empero, la trágica historia de su amor hacia Brígida Lucía de Belmonte, cuya muerte conmovió tan pro­fundamente la sensibilidad de nuestro autor, que le llevó al borde de la locura. Sabemos también que marchó a América, concreta­mente a Nueva España, en la primera mi­tad de 1574 y en compañía de su hermano Claudio, quien luego sería inquisidor.

Mé­xico no debió de ejercer demasiada suges­tión en el espíritu del poeta, por cuanto las composiciones de esta época resultan, en su totalidad, un himno persistente a Sevilla y un afligido lamento por el alejamiento de su ciudad natal.

El esplendor de la vida sevillana debió de atraerle con tanta inten­sidad que le indujo en 1577 a emprender el regreso a la patria. Establecido final­mente en Sevilla, disfrutó de una merecida fama, no sólo como poeta de inspiración petrarquesca (v. Poesías), sino también, y sobre todo, como dramaturgo.

En el citado año, efectivamente, se iniciaron las repre­sentaciones de sus dramas, de temas variados y con una concepción dramática clásica (v. Ejemplar poético), todo lo cual evidencia la influencia de cierta cultura: Tragedia de Ayax Telamón, La muerte de Virginia (v. Virginia). En su sensibilidad hallan buen eco el teatro latino posterior a Plauto y los motivos histórico-nacionales: Los siete Infantes de Lara (v. Los infantes de Lara), Bernardo del Carpió y La come­dia de la muerte del rey don Sancho, que prenuncian a Lope de Vega.

La fusión de la cultura del autor y de su compenetra­ción con el ambiente sevillano dio lugar a la más notable de sus obras: El infamador (1581, v.), en cuyo protagonista han que­rido ver algunos críticos el primer antece­dente de don Juan Tenorio. El valor ‘del teatro de C. es sobre todo histórico.

G. Bellini