Joseph von Eichendorff

Nació en Lubowitz, cerca de Ratibor (Alta Silesia), el 10 de marzo de 1788 y murió en Neisse, en la misma región, el 26 de noviembre de 1857. Perteneció a una antigua familia noble oriunda de Baviera, de tradición católica.

Luego de haber realizado junto con su her­mano los estudios secundarios en Breslau, matriculóse en 1805, también con éste, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Halle, aun cuando frecuentó preferente­mente las lecciones de Filosofía. Las nue­vas doctrinas románticas habían encontrado un amplio eco en el citado centro univer­sitario, y el joven Eichendorff, que empezaba ya a escribir sus primeras poesías, inclinóse ha­cia tales tendencias.

Clausurada la Univer­sidad de Halle por orden de Napoleón, pro­siguió sus estudios en Heidelberg, donde en­tabló contacto con el cenáculo de Górres, Arnim y Brentano. Tras un viaje de estu­dios a París y Viena, regresó a Silesia para ayudar a su padre en la administración de sus bienes.

Por aquel entonces se dedicó intensamente a la poesía; escribió compo­siciones líricas y cuentos, y dio principio a la novela Presentimiento y presente (v.). De vez en cuando visitaba Berlín, donde se vio nuevamente con Brentano y Arnim, o Viena; aquí relacionóse con Theodor Kórner y Friedrich Schlegel. Constituyen un interesante documento del período 1800-1812 los Diarios (v.), que nos permiten conocer no sólo la formación artística del joven poe­ta, sino también el clima literario de la época y buen número de personajes de pri­mer plano.

Durante la guerra de 1813 con­tra Napoleón alistóse voluntario, pero no participó en hechos de armas; en 1815 su regimiento llegó a Waterloo el día después de la batalla. Mientras tanto, Eichendorff se había casado; pero, arruinado su patrimonio hasta el punto de que la familia hubo de vender incluso el castillo de Lubowitz, viose obli­gado a ingresar en la carrera administra­tiva prusiana.

En ella permaneció durante unos veinte años, repartidos entre Breslau, Danzig y Berlín; finalmente, dimitió a cau­sa de divergencias con sus superiores del Ministerio respecto de cuestiones confesio­nales. En el curso de los primeros años de funcionario escribió sus mejores narraciones: La estatua de mármol (v.) y Episo­dios de la vida de un holgazán (v.).

Luego de su dimisión pudo entregarse exclusiva­mente a la literatura y publicó varios cuen­tos, composiciones líricas, dos tragedias, Ezzelino von Romano (1828) y Der letzte Held von Marienburg (1830), diversas come­dias, entre las cuales destaca Die Freier (1833), inspirada en Marivaux; la traduc­ción de once autos de Calderón y una His­toria de la literatura poética de alemania (v. Historia de la literatura alemana).

Sin embargo, su grandeza más auténtica se halla vinculada a las Poesías (v.), armoniosos cuadros psicológicos sugeridos por impresiones de la naturaleza. Por la serena y pura sin­ceridad de su sentimiento inspirador y la delicada melodía de su lenguaje, este poeta, genuinamente musical, es, sin duda, una de las voces más límpidas del segundo ro­manticismo.

V. M. Villa