Nació el 6 de jimio de 1818 en Saint-Rémy (Provenza), y murió el 24 de mayo de 1891 en Aviñón. Es el precursor más inmediato del «félibrige», y uno de los principales poetas provenzales modernos. Perteneció a una familia modesta, llevó a cabo estudios clásicos e ingresó en la carrera docente. Profesor del Instituto Dupuy, de Aviñón, desde 1846, tuvo allí por discípulo a Mistral (v.), quien contaba entonces quince años. La relación entre ambos, el maestro que desde joven había empezado a componer poesías en provenzal (en parte porque su madre no podía comprenderlas en francés) y el alumno que comenzaba a escribirlas en la misma lengua, dio lugar a una profunda amistad que perduró hasta el fin y jamás se vio empañada. De ella había de brotar el «félibrige», en realidad iniciado ya con el primer encuentro de los dos poetas y con las lecturas de las Margaritillas (1847, v.) dadas por el maestro al admirado discípulo.
El felibrismo fue consagrado luego solemnemente en el castillo de Font-Ségugne el 21 de mayo de 1854, fecha en que tuvo lugar la reunión de los siete primeros felibres: el dueño de la casa, Paul Giéra, Roumanille, Aubanel, Mistral, Mathieu, Brunet y Tavan. El mismo año nuestro autor fundó el famoso Armana prouvencau, órgano oficial del movimiento. Además de las poesías anteriormente citadas publicó: Li Prouvancalo (1852), antología poética de composiciones suyas y de Mistral, Aubanel y Mathieu; La campano mountado (1857), poema épico-burlesco; Li fiour de Sauvi (1863); numerosos textos en prosa y verso. Lis oubreto en vers (1860) es la principal colección de las poesías de Roumanille, y Lis oubreto en proso (1864) la de las obras en prosa, entre las cuales cabe mencionar singularmente los Cuentos provenzales (1883, v.).
Citemos también las graciosas anécdotas publicadas en el Armana, tituladas Cascareleto y firmadas con el seudónimo de Lou Cascarelet (locuelo, juerguista). No siempre dedicóse Roumanille a la enseñanza; durante diez años fue corrector de la tipografía Séguin, de Aviñón. Sin embargo, perjudicada su vista por el duro trabajo, se estableció como librero y editor, y en calidad de tal alentó en Provenza el renacimiento literario y el comercio de los libros. Guardó fidelidad constante a su ideal monárquico y cristiano, e, igualmente, como es natural, al de la renacida poesía de su tierra.
F. Di Giovanni