Dramaturgo mexicano n. en la ciudad de México en 1878, murió en 1931. Viajó por Europa y no logró terminar la carrera de Derecho, más inquieto por la literatura y el periodismo que por sus estudios. Iniciada de lleno su carrera literaria en el teatro (Soledad, zarzuela, 1899; Teresa, 1903, drama conocido también por La Carne; La muerte, 1904; El hogar, 1905, y El día del Juicio, 1908), la interrumpió para desempeñar diversos cargos diplomáticos, pero la reanudó con más vigor quince años después.
Su obra más importante, apartada realmente del resto de su teatro, es la última que escribió: El Caballero, la Muerte y el Diablo (v.). Sin embargo, aparte este logro dramático simbolista, hay en el teatro de G. un costumbrismo y una delicadeza que valoran extraordinariamente su producción y explican quizás el injustificado y desdeñoso olvido con que ha sido tratado. Hay en él una creciente inquietud psicológica, que va adentrándose en el realismo con que arranca el dramaturgo y que caracteriza casi toda su producción. Resaltemos otros dos títulos: El diablo tiene frío (1923), interpretación moderna de un episodio bíblico, y Vía Crucis (1925), episodio intensamente dramático de la Revolución Mexicana.
La crisis de la evolución social aparece reflejada en Los Revillagigedos (1925); se advierte en el autor cada vez más una mayor ternura, un más intenso sentido nacional y una mayor pretensión psicológica: (¡Si la juventud supiera!, 1927; El mismo caso, 1929; Ella, 1930), hasta llegar a su obra más lograda, ya citada antes, que planteaba nuevos derroteros, que no pudieron madurar porque la muerte segó la vida del autor pocos días después del estreno de El Caballero, la Muerte y el Diablo (1931). Su Teatro completo, en tres volúmenes, ha sido publicado en 1938 con prólogo de Carlos González Peña.
J. Sapiña