Nació en Liorna en 1743, murió en Vicenza el 29 de agosto de 1803. Después de haber estudiado Leyes en Pisa, renunció a la carrera eclesiástica y se alistó como cadete en el regimiento Clerici de Milán. En 1768, subteniente y ya escritor de fama, publicó un pequeño poema, Campo Boemo, que mereció el elogio de Metastasio. Habiéndose trasladado a Viena, enfermó allí, y abandonando el servicio regresó a Milán, donde publicó su primer drama, I solitari (1770), que inaugura el género «lacrimoso» del que G. fue el jefe de la escuela en Italia.
Protegido por la duquesa Ottoboni Serbelioni, obtuvo un empleo en el Teatro imperial de Viena. En 1772 se representó en Milán su melodrama Lucio Silla con música de Mozart. En 1773 publicó los primeros diez cantos de La Comeida (v.). Nombrado «Poeta cesáreo», fue presentado en 1775 en la corte de Viena por Metastasio; pero se ignoran las razones por las cuales abandonó inesperadamente Viena en 1777 y regresó a Liorna. En esta ciudad, pobre y enfermo, se enamora de una muchacha noble, Teresa Calamai; pero rechazado por sus parientes, marcha a Nápoles, de donde vuelve ante la noticia de la muerte de la amada. Para ella reunió las Lacrime dell’amicizia e della sensibilità sparse sul sepolcro di Teresa Calamia, dai più celebri poeti y compuso el drama Ersete e Roberto, en el que revive el infeliz amor. Pero al año siguiente se casó con Anna Verace, viviendo miserablemente en Florencia y en Pisa con un subsidio de 20 liras mensuales que le pasaba la marquesa De Sylva della Banditella.
En 1786 envió a Fernando IV de Borbón un Piano di riforma teatrale, imitado del de Diderot; pero llamado a Nápoles a dirigir un teatro, no agradaron al rey los doce dramas lacrimosos preparados por G., entre los cuales la tetralogía Angelica perseguitata, fuggitiva, tradita, vendicata. Intentò entonces G. la tragedia, y en 1787 hizo representar en el San Carlos un Pirro que, a pesar de la música de Paisiello, fracasó clamorosamente. Vuelto a Pisa, fue protagonista de un macabro episodio del que sacó después tema para uno de sus dramas (L’intrapresa dell’amore): con la ayuda de unos amigos, exhumó secretamente los restos de Teresa y escondió su esqueleto en un escritorio de su casa. En 1793 publicó el poema reaccionario la Batavia e la Bélgica líber ate, en el que ataca la revolución y repara el error juvenil de la Corneide. Como premio es llamado a Viena con el cargo de poeta del Teatro Imperial y el sueldo de 1500 florines. En 1802 regresó definitivamente a Italia, con una pensión de 750 florines.
C. Lelj