Nació el 8 de enero de 1884 en Žeravna (Dobrudja), murió el 15 de octubre de 1937 en Filipópolis (Plovdiv). Es uno de los principales representantes de la prosa narrativa búlgara de nuestros tiempos. Hijo de humildes campesinos, hubo de renunciar a los estudios superiores y limitóse a la profesión de maestro rural. Participó en la guerra balcánica de 1912, y luego en el primer conflicto bélico mundial. Terminado éste, y alcanzada la graduación de oficial, fue nombrado secretario de embajada en Bucarest. Sin embargo, ello no fue más que un paréntesis, por cuanto J. prefirió dedicarse por completo a las Letras y continuar su vida serena y modesta. Su obra refleja experiencias personales e impresiones del mundo en medio del cual vivió; de ahí el realismo de los temas y la sugestiva humanidad que la caracterizan.
Tanto en narraciones y bocetos como en novelas y dramas, la producción de J. identifica los conceptos de «tierra» y «patria» que dan lugar a un clima de solidaridad hacia los humildes y los buenos. Más que intriga, sutil y sentimental, como en El segador (v.), o escasamente convincente y romántica, como en La finca junto a la -frontera (v.)r agrada y prevalece singularmente en todo ello la. descripción de las costumbres y del ambiente en un estilo extremadamente natural y vivo, y al mismo tiempo, finamente cincelado. Con igual habilidad supo describir J. la manera de ser de los animales más gratos al hombre; en este aspecto inició en la literatura búlgara el nuevo género narrativo que dio lugar a su delicioso libro integrado por veintidós bocetos Si pudieran hablar… (v.), en los que una no disimulada sugestión romántica aparece mitigada por un minucioso y profundo realismo envuelto en la mística de la naturaleza.
A. Cronia