Nació en Deutsch-Brod (Bohemia) el 17 (ó 19) de junio de 1717 y murió en Mannheim el 27 de marzo de 1757. Hijo de una familia de tradiciones musicales, aprendió de su padre, organista y profesor, los primeros elementos de la música, cuyo estudio prosiguió y perfeccionó con los jesuítas. Llegó a una gran maestría en el violín, y desarrolló rápidamente su carrera de virtuoso, iniciada en Mannheim en 1741; alcanzó no solamente el mayor estipendio posible con relación a las retribuciones propias de la profesión y la época, sino también el ambicionado cargo de músico de cámara del elector palatino, y luego el de solista en la orquesta de Mannheim. Su biografía no resulta muy abundante en acontecimientos destacados. Contrajo matrimonio en 1744 y tuvo cuatro hijos, dos de los cuales, Karl y Antón, fueron también compositores. Una estancia en París, que duró desde septiembre de 1754 hasta el mismo mes del año siguiente, confirmó el mérito y la fama de Stamitz Las composiciones de nuestro autor pasan del centenar, y comprenden sinfonías (unas setenta y cinco), conciertos para clavicémbalo, flauta, oboe y clarinete, sonatas, música de cámara, una misa y otras piezas vocales de carácter religioso.
La figura del compositor ha sido objeto de polémicas surgidas entre las escuelas nacionales de índole histórica distinta. Riemann le atribuye la creación de ciertas peculiaridades estilísticas de la nueva forma instrumental, en tanto que Adler por una parte y Torrefranca por otra, dicen que tales innovaciones de estilo habían sido introducidas, respectivamente, por G. M. Monn y G. C. Wagenseil en cuanto a la escuela austríaca, y Sammartini, Platti y Galuppi respecto de la italiana. Independientemente de las discusiones acerca de la mayor o menor prioridad de tales atribuciones, permanece fija la importancia «histórica» de Stamitz como genial precursor del proceso de síntesis llevado a cabo poco después por Haydn y Mozart. En la forma de su composición nuestro autor estableció con madura conciencia el esquema libremente dialogístico que habría de constituir un típico elemento estilístico de la sucesiva producción sinfónica alemana; confirió a la «sinfonía» una definida fisionomía formal y dio a este género musical el prototipo de los cuatro tiempos, de los que el «minuetto», el nuevo, se interpuso a la estructura ternaria procedente de la antigua tradición italiana.
B. Boccia