Erudito mexicano nació en la ciudad de México en 1825, murió en 1894. De familia acomodada, estuvo con ella en España (Cádiz) de 1929 a 1936. No dio gran importancia a sus estudios en la escuela, pero sí a los consejos y ayuda de hombres como Orozco y Berra, y sobre todo, Lucas Alamán, que influyó poderosamente en su orientación.
Es un estudioso incansable, con aspectos de hombre de ciencia, un erudito con excelentes dotes de investigador, un recopilador de materiales historiográficos con ponderado sentido crítico, y en fin, un bibliógrafo de primer orden. Menéndez Pelayo elogió su Bibliografía mexicana del siglo XVI (v.), su obra capital; especial interés historicobiográfico ofrece su libro Don Fray Juan de Zumárraga, primer obispo y arzobispo de México (v.). Pero estas dos obras, que son el exponente principal de una vida dedicada a la investigación, no son más que una breve muestra de su actividad.
Comenzó traduciendo y anotando a Prescott (Historia de la conquista del Perú) en 1849, traduciendo a algunos clásicos y colaborando en el Diccionario Universal de Historia y de Geografía; publicó dos colecciones de Documentos para la Historia de México, en dos volúmenes la primera (1858-1866) y en cinco la seguida (1886-1892); tradujo y publicó los Diálogos de Cervantes de Salazar, escribió más de un centenar de biografías y muchos estudios de diversa índole (Colección Agüeros), unos Apuntes para un catálogo de escritores en lenguas indígenas de América, un trabajo incompleto sobre mexicanismos (póstumo), etc. Algunas obras que se creían perdidas se conservan gracias a su curiosidad y esfuerzo, como la Historia eclesiástica indiana, de Mendieta. G. I. es la figura más relevante de la erudición mexicana en el siglo XIX.
J. Sapiña