Jean-Pierre de Crousaz

Nació en Lausana el 13 de abril de 1663, murió en la misma ciudad el 22 de marzo de 1750. De familia noble, protestante, fue pastor, y más tarde profesor y rector de la Universidad de Lausana; estuvo después en Groninga como preceptor del joven príncipe de Assia-Cassel.

Fue uno de los escritores más fecundos del siglo XVIII, pero sus numerosas obras constituyen el triunfo de la trivialidad, no sólo por la sustancia, sino también por la forma. Trató de conciliar eclécticamente a Descartes con Locke, no precisamente a base de principios filosóficos, sino según sus pro­pias simpatías personales y las luces del sentido común; y polemizó ásperamente con Bayle, acusándolo de ateísmo y de inmora­lidad, y contra Leibniz y Wolf, cuyo dog­matismo filosófico reprochaba.

El punto de vista del intelectualismo estético del autor está representado por su Tratado de lo bello (v.), en el que se determinan las cinco con­diciones objetivas (ideas) que constituyen la belleza: la unidad, la variedad, el orden, la proporción y la regularidad.

Menos inte­resantes son la Logique (1712), Examen du «Traité de la liberté de penser» d’Antoine Collins (1718), en polémica con el deísta inglés, que acuñó el término «librepensador»; Examen du pyrrhonisme anden et moderne (1733), contra Bayle; Examen de l’Essai de M. Pope sur l’homme (1787), en polémica contra el optimismo leibniziano de aquel poemita y de su fórmula «todo está bien», y el tratado De l’esprit humain (1741).

Ofrece algún interés desde el punto de vis­ta pedagógico el Traité de l’éducation des enfants, publicado en 1772.

V. E. Alfieri