Nació el 23 de enero de 1823 en Alsósztregova, en la Hungría septentrional, actualmente perteneciente a Checoslovaquia, y murió el 5 de octubre de 1864. Incluso fuera de su patria es conocido como autor del poema intensamente dramático La tragedia del hombre (v.), que algunos han llamado «el Faust magiar». Retoño de una familia antigua y noble, perdió el padre a los once años; bajo la guía de su prudente y enérgica madre recibió una cuidada educación. Temperamento reservado y taciturno, ya en la adolescencia empezó a buscar en el estudio y la literatura un refugio a cubierto de la vida activa. A los dieciséis años escribió su primer drama; como éste, sus composiciones líricas de la juventud y otras cinco obras dramáticas nacidas en el curso de los cuatro años de estudios universitarios, están marcadas por una inquietud tumultuosa y revuelven los problemas extremos de la existencia humana.
Entre los motivos espirituales del joven Madách predomina la misoginia; su pesimismo respecto a la mujer, de un origen netamente teórico, recibió una base real con las desilusiones que le ocasionó su esposa, la coqueta y egoísta Isabel Fráter, culpable incluso de infidelidad. La insatisfacción del autor en cuanto a su vida amorosa engrandecía a sus ojos la importancia de la mujer, capaz de ser fuente y depositaría de muchos valores que el destino habíale negado, y fue sin duda una de las raíces de su obra maestra. No obstante, su concepción del mundo adquirió mayor claridad tras la catástrofe todavía más grave que por aquel entonces conmovió su alma: el trágico final de la guerra de la independencia de 1848-49, con la cual, junto a la patria, hundióse el ideal de la libertad. En 1854 Madách separóse definitivamente de su esposa, y en la soledad, pudo consagrarse a su única preocupación: el problema social. Cuando en 1861 el autor, elegido diputado del Parlamento, dirigióse a Pest, llevaba ya consigo el manuscrito de La tragedia.
János Arany presentó la obra, entre cálidos elogios, al círculo literario más autorizado de la época, la Sociedad Kisfaludy, que se apresuró a admitir a Madách en el número de sus miembros. Poco después el escritor conoció otra satisfacción: el ingreso en la Academia de Ciencias. No obstante, su vigor, ya en franco declive, no resistió largo tiempo las fatigas de la vida pública, a la cual hubo de entregarse necesariamente tras la publicación de La tragedia (enero de 1862), y falleció todavía no cumplidos los cuarenta y dos años. Entre las restantes obras de Madách, citemos la tragedia Moisés y El civilizador.
E. Várady