Nació el 24 de septiembre de 1717 en Londres, donde murió el 2 de marzo de 1797. Hijo de sir Robert, primer ministro del Gobierno whig durante los reinados de Jorge I y Jorge II Hannover (1721- 42). El joven formóse en Eton (1727-35) y en el Kink’s College de Cambridge (1735- 39), y poco después de su graduación llevó a cabo el «grand tour» en compañía del poeta Thomas Gray (v.), su colega universitario y huésped. Fue un hombre cerrado y orgulloso, mediocre político (elegido miembro del Parlamento de Callington — Cornualles— en 1741, permaneció en él hasta 1768) y literato de intereses diversos: investigación histórico – erudita, bibliofilia, arte.
Escribió una artificiosa novela que hizo escuela y época, un drama no logrado, y una voluminosa correspondencia integrada en la actualidad por más de tres mil sesenta cartas dirigidas a unos ciento sesenta corresponsales. Posiblemente a causa de su falta de sinceridad no destacó en ninguna de tales actividades. Macaulay sintetizó los juicios negativos acerca de su personalidad, atribuyéndole una mente «insana y desordenada», creadora de productos de «lujo», de una serie de «sutilezas propias de epicúreos intelectuales». En sus libros de erudición o historia, cual Historie Doubts on the Life and Reign of Richard III (1768), Memoirs of the last Ten Years of George II (1751, pero publicado póstumo) y Memoirs of the Reigns of George II and George III, abundan los detalles más bien de crónica «escandalosa»; en los pertenecientes a una supuesta crítica de arte, como Anécdotas de la pintura en Inglaterra (1762 – 71, v.), Descriptions of the Villa, Miscellaneous Antiquities, persiste la intención de ofrecer al lector «golosinas» inéditas.
El mismo interés aparece en la afortunada novela El castillo de Otranto (1764-65, v.), convertida en «manifiesto» de la narrativa prerromántica, y prototipo del desarrollo de la técnica del sentimiento que degeneró en un mero artificio y una complacida y mórbida sensualidad del placer influida por el sufrimiento o el escalofrío y justificante de cualquier perversión emotiva, incluso del terror. Envuelta en el mismo ambiente de «terrífica» irrealidad se halla la tragedia The Mysterious Mother (1768). La ambigua personalidad de Walpole y la ausencia en él de poesía y profundidad moral no se compaginan muy bien con una correspondencia personal tan brillante como la integrada por las Letters (ed. P. Toynbee, 16 vols., 1903-05). Tales cartas son el documento de un racionalista, desengañado, desencantado y casi escéptico, que ha perdido el entusiasmo pero no la curiosidad ni el espíritu irónico. Aunque también artificiosa, la correspondencia ofrece lo mejor de este autor por cuanto constituye un apreciable documento de la época.
E. Lépore Epifanía