Nació entre 1140 y 1150 en Veldeke, cerca de Maastricht, en los Países Bajos, y m. poco antes de 1210. Escasos datos poseemos acerca de su vida. Hijo de una familia de funcionarios feudales, debió de poseer la instrucción propia de un clérigo; sin embargo, no parece haber recibido las órdenes sagradas, como permite suponerlo el título de «maestro» que se le aplica. Su primera obra juvenil, de la cual han llegado hasta nosotros sólo tres fragmentos, fue una refundición poética de la leyenda de San Servacio, protector de la ciudad de Maastricht. Inspirándose en fuentes francesas, poco después de 1170 empezó la composición de su Eneida (v.), que le valió una amplia fama en las cortes feudales de Renania.
Todavía no terminado, el manuscrito del poema, ofrecido para su lectura a la condesa de Cléve, fue robado del castillo en ocasión de una fiesta nupcial (1174) y llevado a Turingia; hasta nueve años más tarde no pudo recobrarlo allí el poeta, quien lo revisó y completó en honor del conde palatino local entre 1187 y 1189. En la última parte de la obra figura una descripción de los festejos cortesanos celebrados en 1184 por Barbarroja en Maguncia; aun cuando muchos eruditos han considerado este pasaje como una interpolación posterior debida a un imitador, nada permite suponer que Heinrich no pudiera hallarse presente en tales fiestas, a las cuales habían sido invitados también diversos poetas franceses.
Un tercer texto, un pequeño poema alegórico acerca de Salomón y el Amor, se ha perdido completamente. Heinrich fue juzgado padre de la poesía épica cortesana en alto alemán medieval (así le canta Gottfried von Strassburg en, el «excursus» crítico-literario de su poema Tris- tan e Isolda), y ejerció una considerable influencia en los contemporáneos y en la generación siguiente.
V. M. Villa