Giovanni Colombini

Nació en Siena en 1304 y murió en Acquapendente el 31 de julio de 1367. Mercader, financiero y rico propietario, tras el desempeño de elevados cargos públicos en su ciudad natal, y des­pués de una crisis moral y religiosa, re­nunció al mundo en 1355 y se entregó a un ardiente apostolado de asistencia social y predicación según los principios francisca­nos de la pobreza y el amor.

En tal voca­ción religiosa parecen haber influido facto­res no sólo místicos, sino también de ca­rácter político, social y económico, provo­cados por la grave peste de 1348; se trata, por lo demás, de un tipo de móviles que debe ser tenido siempre en cuenta al en­juiciar los movimientos religiosos del siglo XII al XIV.

En cuanto a la predicación de C., aparece como una última oleada de franciscanismo llevado hasta un misticismo radical y cuyos fundamentos de amor y po­breza encerraban fermentos de renovación social y eclesiástica. No puede, por tanto, extrañar el recelo con que la autoridad civil y la jerarquía de la Iglesia conside­raron el apostolado en cuestión.

Surgidas las acusaciones de herejía, C. y sus discí­pulos, entre quienes figuraban algunos no­bles, fueron expulsados de Siena en 1363. El beato predicó y actuó entonces en las principales ciudades toscanas y organizó a sus seguidores, cada vez más numerosos, en la institución regular de los Jesuatos, apro­bada oficialmente en 1367 por Urbano V, y tres siglos después, en 1668 y tras una progresiva disminución de su fervor reli­gioso, disuelta por Clemente IX.

De la ac­tividad de C. como escritor conservamos : una lauda, la única que la crítica haya podido atribuirle con relativa certidumbre entre la gran cantidad de rimas sacras flo­recidas en el ámbito del movimiento por él suscitado; una vida del beato Pietro Petroni, escrita en colaboración con un discípulo y sólo conservada en una refundición pos­terior en latín, y un epistolario (v. Cartas) que, junto con el de Santa Catalina, figura entre los textos religiosos más característi­cos de la época y resulta interesante para la historia del citado movimiento y de su iniciador.

D. Mattalia