Nació el 10 de marzo de 1772 en Hannover y murió el 2 de febrero de 1829 en Dresde. Tenía cinco años menos que su hermano August Wilhelm (v.), y estudió primeramente comercio en Leipzig, y luego Derecho, Lenguas y Arte en Gotinga y, otra vez, en Leipzig. Aquí (1793-94) dedicóse en particular, mediante un nuevo y fecundo método filológico-filosófico, al estudio de las literaturas clásicas, labor que constituyó su primera y fundamental experiencia literaria; tal actividad abarcó desde el texto Sobre las escuelas de la poesía griega [Von den Schulen der griechischen Poesie, 1794] hasta la Historia de la poesía de los griegos y romanos [Geschichte der Poesie der Griechen und Rómer, 1798], que quedó incompleta. Schlegel estudió a los autores antiguos para llegar al conocimiento de los modernos y aun de sí mismo; sin embargo, superó el concepto de Rousseau acerca del arte natural, y el de Herder sobre el arte popular, y consideró la poesía como actividad autónoma del espíritu, criterio que le indujo a un nuevo humanismo, o sea a otro ideal de humanidad.
Ello, sin embargo, y a diferencia de lo que sucedió con su hermano August Wilhelm, no le impidió establecer una oposición entre lo antiguo y lo moderno como armonía y heteronomía, y entre objetividad y subjetividad, en una dicotomía espiritual que, a pesar de la pronosticada victoria final de lo objetivo en el arte (Goethe le ofrecía la prueba correspondiente), no lograría favorecer la ciencia de la estética. Sin embargo, pronto nuevas experiencias le indujeron a una visión opuesta. En 1796 habíase trasladado a Jena, donde residía su hermano, cuyo círculo literario permitióle relacionarse con Fichte, Schelling, Novalis y Tieck, o sea con los componentes del cenáculo romántico. El año siguiente marchó a Berlín; allí trabó amistad con Schléiermacher y frecuentó los medios literarios de vanguardia, entre ellos la tertulia de Dorothea Veit, hija de Moses Mendelssohn, que fue primeramente amiga y luego esposa de nuestro autor. Tal experiencia dio lugar a la novela Lucinda (1799, v.), manifiesto del amor romántico, sensual y místico al mismo tiempo, y abierta insurrección contra las convenciones sociales; Schlegel en efecto, habíase inclinado al Romanticismo en Jena, donde Fichte reemplazara por completo a Kant.
En 1797 había publicado en la revista Lyceum der schónen Künste [Liceo de las bellas artes] las Ideas [Ideen] sobre la religión y el arte, obra intensamente influida por Novalis y Schleiermacher. Luego, en la revista Athenaeum (v.), que fundó en 1798 con su hermano en Berlín, publicó los famosos Fragmentos [Fragmente], decisiva aportación al Romanticismo en los que aparecen los caracteres universal y progresivo de la poesía, el concepto de la ironía como autoseparación, las teorías del éxtasis y del dualismo, etc.; aun cuando se trate más bien de fuegos de artificio y de alejandrinismo intelectual que de una verdadera especulación o visión poética, tales ideas, empero, provocaron aliento y renovación. En Athenaeum apareció también el Diálogo sobre la poesía (1800, v.), de un valor netamente inferior al de los Fragmentos; en la Carta sobre la novela [Brief über den Román], en cambio, se hallan interesantes datos acerca del arte romántico (siquiera contradictoriamente fundado en la historia y, por ende, inspirado en formas y espíritus medievales), el simbolismo, la fantasía, etc.
En 1801 Schlegel enseñó en Jena, y compuso un drama, Alarcos (v.), que Goethe llevó a la escena, sin éxito, en 1802; trasladóse a París, donde se dedicó al estudio del persa antiguo y del sánscrito, actividad de la cual es testimonio el texto, básico para los estudios indoeuropeístas y orientalistas en general, Sobre la lengua y la sabiduría de los indios (1808, v.). Este mismo año tuvo lugar, como epílogo de una crisis religiosa propia de la actividad espiritual romántica, su conversión al catolicismo en la catedral de Colonia; precisamente la colección de sus Poesías (v.), de 1809, está lleno de motivos no sólo patrióticos, sino también religiosos. Llamado luego a Viena para el desempeño del cargo de secretario en la cancillería de Estado, dio en 1812 en la Universidad local sus famosas lecciones sobre la Historia de la literatura antigua y moderna (v.), que, dentro de un panorama literario mundial unido, consideraban como reflejo del verbo divino el arte y la ciencia. Tras un período pasado en Francfort del Main (1815 – 18) como consejero de la legación austríaca en el Parlamento alemán, vio transcurrir en Viena y Dresde los últimos años de su existencia.
S. Lupi