Friedrich Maximilian Klinger

Nació en Francfort del Main el 17 de febrero de 1752 y murió en San Petersburgo el 25 del mismo mes de 1831. Fue hijo de una familia muy modesta, -y pronto quedó huérfano de padre. Distinguióse por su precocidad intelectual, y, gracias a la ayuda de algunos bienhecho­res, pudo estudiar jurisprudencia. Atraído, empero, por el teatro, escribió en 1774 su primer drama, Otto, al que siguieron rápi­damente — como «una explosión de des­pecho», según él mismo dijo — La mujer dolorida [Das leidende Weib, 1775], Los gemelos (v.), La nueva Arria [Die neue Arria, 1776], y Simson Grisaldo (1776). La obra a la cual se halla vinculada su cele­bridad es el drama Sturm und Drang (Tem­pestad y pasión, v.), de 1776, que había de dar nombre a toda una importante corriente literaria.

Este año K. pasó algún tiempo en Weimar junto a Goethe; pero, maleadas las relaciones entre ambos, unióse como drama­turgo a la compañía de Seyler, y luego, en 1778, ingresó en la carrera militar. Transcurrido un bienio pasó al servicio de Rusia, y llegó a oficial ordenanza del gran duque Pablo, en cuyo séquito realizó en 1781 un viaje a Italia. Sus virtudes militares le llevaron a un rápido ascenso, y en 1798 era ya general. Fue director de la escuela de cadetes, y luego administrador de la Univer­sidad de Dorpat. Muy apreciado en la corte, siguió escribiendo dramas, aun cuando la producción mejor del período ruso está integrada por las novelas, entre las cuales cabe citar Vida, hazañas y viajes al infierno de Fausto (v. Fausto).

En 1790 había con­traído matrimonio con una rusa, que le dio tres hijos; dos de ellos fallecieron niños aún, y el tercero, asimismo oficial, fue he­rido en la batalla de Borodino y no sobre­vivió a la amputación de un pie. Lleno de aflicción, K. no escribió ya nada más, y poco a poco abandonó todos sus cargos; reanudó por correspondencia su antigua amistad con Goethe; pero era ya entonces un hombre acabado, sin mucho que decir. Fue el único exponente del movimiento bautizado con el título de su drama juvenil que logró sobrevivir a tal corriente. En el fondo, empero, representa un fenómeno más propio del ámbito cultural que del poético.

V. M. Villa