Fue el tercer compañero de San Francisco de Asís, a quien se unió hacia 1208. Muerto su gran maestro, marchó en peregrinación primeramente a Roma, luego a Santiago de Compostela y, por último, a Tierra Santa.
Vuelto a su Umbría, retiróse al eremitorio de Monteripido, no lejos de Perugia, y allí vivió entregado a la contemplación y a la penitencia hasta su muerte, ocurrida el 23 de abril de 1261 ó 1262. Su espiritualidad se refleja con feliz realismo en los Dichos memorables (v.), reunidos por algunos discípulos.
C. Falconi