Nació en Viena el 1. ° de junio de 1790 y murió en Pottenstein el 5 de septiembre de 1836. Hijo de un artesano (que se llamaba propiamente Raimann), perdido que hubo, muy joven, a sus padres, fue puesto a trabajar; pero la pasión por el teatro no le daba descanso, y a los 18 años se hizo actor. Se creía nacido para los papeles dramáticos: recorriendo el país con las compañías de provincias hubo de resignarse a representar también papeles cómicos; y cuando en 1814 pudo entrar en el teatro de la Josefstadt de Viena, su primer éxito pleno lo obtuvo como protagonista de una comedia de Gleich. En 1817 pasaba al teatro de la Lepoldstadt y desde entonces fue aclamado como el más original talento cómico de las escenas populares vienesas. Solía modificar, para hacerlos pasaderos, los miserables textos que recitaba; un día completó uno apenas esbozado y aquel El fabricante de barómetros en la isla encantada (v.) fue su primer éxito de autor (1823).
Siempre en la línea de la comedia popular austríaca de tradición barroca, dio a continuación otras siete obras que desde la farsa mágina (Zauberposse), (El diamante del rey de los espíritus, v.), ascendía hasta la comedia dramática mágica (Zauberspiel). La serie, iniciada con El campesino millonario (1826, v.) se termina con El derrochador (1834, v.), en la que lo maravilloso constituye sólo un elemento decorativo al servicio de la idea dramática. Ya a mitad de la serie, había dado Raimund con El rey de los Alpes y el misántropo (1828, v.) una obra maestra, en la que lo cómico y lo dramático se funden plenamente. La (ambición trágica le hacía por el contrario romper el equilibrio en La corona maléfica (1829, v.) que ofrece sin embargo rasgos de singular vigor; de igual modo el personaje cómico (todavía una transformación del antiguo Kasperl) anula lo que de intencionalidad hay en La fantasía encadenada [Die gefeselte Phantasie, 1828]; en tanto que en la Maldición de Moisasur [Moisasurs Zauberfluch, 1827], fantasía mágica y realismo dramático se integran de modo eficacísimo, encuadrados de un modo alegórico en un sugestivo barroco.
No se desmiente nunca en las comedias de Raimund aquel sello de origen del arte popular vienés; pero su sentido de la vida, la enseñanza de su obra, se encuentran en la «satisfacción», en la resignación de «Bieder- meier». Temperamento agitado e impetuoso, acabó de modo lamentable: mordido en el campo por un perro al que creía rabioso, se suicidó cuando se dirigía a Viena en busca de un médico. Muchos de los lieder y de los «quodlibet» diseminados en sus composiciones teatrales han gozado largo tiempo de gran popularidad.
L. Vincenti