Nació en fecha desconocida y murió en 445. Vivió en tiempos de la dinastía de los Sung anteriores (420-79). Ya desde joven se distinguió por su cultura y su habilidad literaria.
Nombrado gobernador de Hsüan-ch’êng, en Anhui, y superintendente de los instructores del príncipe heredero del emperador Wên-Ti (424-54), participó en la insurrección provocada por cierto K’ung Hsi-hsien y fue ajusticiado en 445.
La época durante la cual vivió es una de las más desgraciadas para China, dividida entonces entre las dinastías rivales del Norte y del Sur (Nan-Pei Ch’ao). Gobernaban los territorios meridionales los descendientes de las dinastías nacionales (420-589) que siguieron a la unificación de los Chin (265-420); en el Norte dominaban las de origen tártaro (Toba, 386-581). Los generales se aniquilaban entre sí en la lucha por el poder y lo mismo hacían los tutores de los príncipes y reyes.
En medio del terror y el desorden continuos, las Letras y la Filosofía conocieron un declive y el número de los pensadores disminuyó considerablemente. Entre unos pocos de ellos destacó Fan Yeh, quien reanudó la historia de Pan Ku y la prosiguió hasta la caída de los Han posteriores (25- 219) (v. Hou Han Shu).
Hombre de notable talla moral, aun en medio de tantas luchas e intrigas halló el tiempo necesario para redactar un texto histórico de amplios alcances, en el cual, además de la epopeya militar y cultural de los Han, presentó a los contemporáneos los ejemplos virtuosos de los hombres y las mujeres de aquella dinastía, como una queja por la corrupción de la época.
Es también autor de dos tomos acerca de las costumbres chinas, anteriormente no tratadas jamás ex profeso en otras historias. Fan Yeh, como hemos dicho, tuvo un desgraciado final, debido a la dureza de los tiempos y las circunstancias. Después de Ssû-ma Ch’ien y Pan Ku, nuestro autor está considerado como uno de los- mejores historiadores clásicos de China.
B. Fedele