Nació en Étampes (Seine-et-Oise) el 15 de abril de 1772 y murió en París el 19 de junio de 1844. Hijo de una familia ilustre, pero de modesta posición económica, fue destinado por su padre a la carrera eclesiástica, y, por ello, una vez terminados los primeros estudios en su ciudad natal, ingresó en el Colegio de Navarra, en París, donde llevó a cabo los de Teología, finalizados hacia 1788. El joven, empero, sentía una intensa afición a las ciencias naturales; y así, las esperanzas del padre, que pretendió primero verle eclesiástico, luego abogado, y finalmente médico, quedaron defraudadas. Saint-Hilaire consiguió permanecer en París, y siguió los cursos del Collège de France y del Jardin des Plantes; residía, mientras tanto, en el Colegio Lemoine, donde tuvo por maestros al gran mineralogista Hâüy, a Lomond y a otros naturalistas famosos de la época.
Iniciada la Revolución francesa, el joven, que toda su vida habría de ser un hombre de sentimientos francamente liberales, aceptó con moderado entusiasmo sus ideas; ello le permitió librar del Terror, hasta cierto punto gracias a su influencia y, también un poco, mediante una acción novelesca en la cual dio prueba de notable valor, a su maestro Haüy, y a otros profesores y compañeros. En parte a causa de sus precarias condiciones de salud, después de este episodio hubo de permanecer retirado algún tiempo en Étampes. En marzo de 1793, empero, se hallaba de nuevo en París, donde, en junio del mismo año, le fue concedida una cátedra de Zoología en el recién creado Museo de Historia Natural. Como Lamarck (v.), Saint-Hilaire, hasta entonces casi ajeno a la Zoología, entregóse con ardor al estudio de tal disciplina, y muy pronto (1794) pudo presentar a la Sociedad de Historia Natural una memoria (Sur l’Aye-Aye), seguida poco después por otras (Histoire des Makis, 1796), en cuyos escritos aducía ya como fundamento de toda la anatomía comparada la teoría de la unidad de composición que habría de darle fama y llevarle, al mismo tiempo, a una serie de polémicas.
De 1798 a 1801 figuró en la expedición de sabios llegada a Egipto con Bonaparte, y reunió valiosos materiales que luego, al rendirse el ejército de ocupación, mediante su energía y su valor acostumbrados logró trasladar a la patria, donde los estudió y describió en una serie de memorias que le abrieron las puertas de la Academia de Ciencias (1807). En una expedición parecida recogió en 1808 en Portugal y llevó a lugar seguro muestras de minerales, plantas y animales brasileños. En 1809 ocupó la cátedra de Zooloía de la Facultad parisiense de Ciencias. Su enfermedad de 1812 y los años sombríos de la caída de Bonaparte y de la Restauración interrumpieron momentáneamente la actividad de Saint-Hilaire; sin embargo, ya en 1818- 22 publicó los dos volúmenes de su Filosofía anatómica (v.), obra a la cual se halla vinculada singularmente su fama.
Con anterioridad a la expedición a Egipto había trabado amistad y colaborado estrechamente con Cuvier, a quien ayudó mucho en su labor; no obstante, en 1830 las divergencias filosóficas de ambos dieron lugar a una clamorosa polémica en la Academia de Ciencias (cfr. Principes de philosophie zoologique discutés en 1830 au sein de l’Académie royale des Sciences, París, 1830); a partir de su principio de la unidad en la composición orgánica, Saint-Hilaire había llegado a concepciones evolucionistas en parte análogas a las de Lamarck, en tanto Cuvier, más conservador, permanecía estrictamente fiel a la teoría opuesta. La discusión tuvo una resonancia internacional, y fue seguida con pasión por Goethe, entre otros, quien era favorable a Saint-Hilaire. Éste, fallecido Cuvier. no prosiguió la polémica, por respeto al amigo desaparecido. Como de costumbre, participó con valor y moderación en la revolución de Julio. En 1840 fue víctima de la ceguera y luego de la parálisis, lo que puso fin a su actividad cuatro años antes de su muerte.
G. Preti