Étienne Bonnot de Condillac

Nació en Grenoble el 30 de septiembre de 1715 y murió en Flux (Orleanesado) el 3 de agosto de 1780. Hijo de una familia de magistra­dos del Parlamento del Delfinado, poco se sabe acerca de su niñez.

Muerto el padre, a los trece años se le envió a Lyón, junto a Jean, el primero de sus hermanos y Gran Preboste de la ciudad. Allí debió iniciar sus estudios en un colegio de jesuitas, donde se educó también su segundo hermano, Ga­briel, abate de Mably; prosiguió su forma­ción en París y fue destinado también a la vida eclesiástica. Sin embargo, no ejerció nunca el sacerdocio (parece haber celebra­do misa una sola vez en su vida), aunque llevó una existencia morigerada y proba. En París conoció a la mayoría de los filóso­fos y escritores contemporáneos: Fontenelle, Rousseau, Diderot, D’Alembert, Voltaire, Turgot, Cabanis, etc. La condesa de Vassé y él sostuvieron vínculos amistosos con la culta y gentil joven Ferrand, aficionada singularmente al estudio de la Geometría y la Filosofía, inspiradora, según C., de su Tratado de las sensaciones (v.), y fallecida antes de publicarse esta obra.

En tal am­biente erudito creó sus primeros escritos: una disertación sobre la existencia de Dios (publicada con carácter anónimo en una colección de estudios de la Academia de Berlín y posteriormente inserta en el Tra­tado de los animales), el Ensayo sobre el origen del conocimiento (v.), el Tratado de los sistemas (1749) y el Tratado de las sensaciones, su obra más célebre.

Se le discutió la paternidad de la idea en que se basa esta última: afirmábase que Diderot había propuesto el mismo método en la Carta sobre los ciegos (v.) y en la Lettre sur les sourds et muets. Enfurecido por tal motivo, alegó no sólo haber creado su texto antes de la publicación de las citadas Cartas, sino también la falta absoluta de relación entre lo escrito por Diderot y su Traité, excepto en cuanto al tema.

Se comentaba asimismo que Buffon, en su Historia natural (v.), había dicho ya acerca de las sensaciones todo cuanto C. se atribuía haber descubierto; para refutar tal acusación, este último com­puso en 1775 el Tratado de los animales. Estas obras le dieron gran fama, siendo en­viado en 1758 por el rey Luis XV a Parma como preceptor del infante Femando, hijo de Felipe de Borbón y de María Luisa Isa­bel, hija del monarca francés.

Por aquel entonces, y gracias al ministro Du Tillot, llegado también a Parma por encargo de Luis XV, un hálito de vida nueva animaba la ciudad. C. se presentó allí a mediados de abril de 1758 y entregóse con paternal afecto a la educación del príncipe; sin em­bargo, no logró jamás sus simpatías, ya que le prohibía las formalidades religiosas que sacerdotes y frailes le enseñaban en la corte.

Compuso para el infante Femando el Cours d’études, que comprendía la Grammaire, el Art de penser, el Art d’écrire, el Art de rai­sonner, un Dictionnaire des synonimes de la lengua francesa y una Histoire générale des hommes et des empires.

Como creyera necesarias para el joven príncipe, como complemento y remate del estudio de la Historia, algunas nociones de política, acu­dió a su hermano, el abate de Mably, a quien juzgaba más capacitado que él en este campo, y logró que compusiera la obra De Vétude de Vhistoire, que cierra el con­junto.

En 1764, Du Tillot introdujo en Par­ma la vacunación, que aplicó al infante Fernando el célebre científico ginebrino Tronchin, llegado ex profeso desde París a instancias de la corte; precisamente por aquel tiempo, C. enfermó de viruelas y hallóse en grave peligro de muerte, hasta el punto de que en Francia llegó a hablarse de su muerte.

Tras la dolencia, y para res­tablecerse, efectuó un viaje por Italia, en el transcurso del cual conoció en Milán a Beccaria, con quien intercambiaría cartas y libros. Durante su estancia en Parma, el filósofo conservó su costumbre de vivir alejado de la relación social; no obstante, entabló amistad con algunos personajes de la corte, como Du Tillot, Frugoni, Venini, Bodoni, Cario Gastone della Torre di Rez- zonico y otros.

Terminada su misión educa­tiva, abandonó Parma el 9 de marzo de 1767. El celo con que desempeñó el encargo con­fiado merecióle una justa recompensa: a su regreso a Francia fue nombrado miembro de la Academia Francesa. No obstante, sólo una vez intervino en sus sesiones: el día de su ingreso en la corporación (22 diciem­bre 1768).

C. pasó los últimos años de su vida en el campo, entregado ya a la publi­cación del Cours d’études (editado por vez primera, en realidad, en París, 1775) y de una importante obra de economía política, El comercio y el gobierno considerados el uno en relación con el otro (v.), y a la composición de sus dos últimos textos: la Logique, encargada para las escuelas de Po­lonia por el conde Ignacio Potocki y edi­tada en 1780, y la Langue des calculs, in­acabada e impresa, muerto ya su autor, en la edición de las Œuvres complètes (Pa­rís, Houel), en 1798.

El abate Delille, al recordarle en la Academia Francesa, ter­minó su discurso con las siguientes palabras : «Cuando se dice de un autor que fue gran orador, gran poeta y gran filósofo, el pú­blico agradece que se añada todavía: fue sencillo y bueno. Así cabe decir del abate de Condillac».

G. Capone Braga