Esteban Manuel de Villegas

Nació en Ma­tute el 5 de enero de 1589 y murió en Nájera el 3 de abril de 1669. Hijo de una familia acomodada, tras los primeros estudios rea­lizados en la población natal fue enviado a Madrid y a Salamanca, donde se matri­culó en la Facultad de Derecho; sin em­bargo, hubo de volver al hogar a causa de su falta de interés. Poeta extraordinaria­mente precoz, publicó en 1618 las Eróticas (v.), composiciones de muchas de las cuales dijo «a los veinte limadas, / a los catorce escritas.» En 1625 contrajo matrimonio, y en 1638 se hallaba en Madrid, donde protegíale el conde-duque de Olivares. Algunas heren­cias mitigaron a veces sus continuas difi­cultades económicas; no obstante, pésimo administrador, la manutención de su joven esposa y de los siete hijos obligóle con fre­cuencia a la petición de cargos como el de cronista de Indias, que no obtuvo. Se le concedió, en cambio, el nombramiento de tesorero de las rentas reales en Nájera. Ex­céntrico e intemperante, en 1659 fue ence­rrado en la cárcel de Logroño por la Inqui­sición, que juzgó heréticas algunas de sus afirmaciones sobre el libre albedrío y le acusó de la composición de sátiras contra la Iglesia. A pesar de sus protestas de fe, viose obligado al destierro, por cuatro años, de Nájera, Logroño y Madrid.

Villegas, cumplidos ya entonces los setenta, se retiró a Santa María de Ribarredonda; sin embargo, al cabo de poco más de un año pudo volver a Ná­jera, donde al final de su vida otros litigios lleváronle ante un tribunal civil. En busca de consuelo para su espíritu amargado tra­dujo al español la Consolación de la filo­sofía (v.) de Boecio; en el curso de tal labor dejó, empero, en latín, los pasajes referentes al libre albedrío. Sus dotes de humanista y poeta brillaron, no obstante, en sus logradas traducciones de Horacio, Anacreonte y Teócrito. Villegas procuró introducir los metros latinos en la poesía castellana. Escribió también dos tomos de Disertaciones sobre los clásicos, que se han perdido, y un Antiteatro o Discurso contra las comedias.

G. Savelli