Poeta mexicano nacido en Guadalajara en 1871, murió en 1952. Una de las figuras líricas más importantes de su país y de América. Hizo sus estudios secundarios en el seminario de su ciudad natal y cursó después la carrera de Medicina; ejerció su profesión en Sinaloa y se estableció en la ciudad de México en 1911: la prensa, la cátedra, la política y la diplomacia fueron desde entonces sus ocupaciones habituales; subsecretario de Educación Pública en 1919, representó después a su país en Chile (1920), Argentina (1922) y España (1924-1931). En 1946 se le otorgó al poeta el premio nacional Ávila Camacho.
Pero el médico provinciano, el político y el diplomático no fueron más que las formas exteriores de un lírico singular, inspirado y ecuánime, liberal sin estridencias, de una altura espiritual y un gusto refinado que contrastan violentamente con las características de los hombres de acción de su pueblo, que es el de Emiliano Zapata y Pancho Villa, como lo es también de Alfonso Reyes. Es un poeta de raíz modernista que elimina las hojarascas del modernismo en busca de profundidades y trata de simbolizar su reacción contra el estrépito por medio de su culto al silencio: quiere torcerle el cuello al cisne de engañoso plumaje para tributar un homenaje simbólico al silencioso búho. Pero el poeta de la discreción es también brillante y el lírico del silencio es también deliciosamente musical (v. Poesías completas). El lírico refinado de alma delicada se acerca a las cosas con emoción profundamente humana: eso es todo, nada más y nada menos. Sus libros -en prosa, de fondo autobiográfico (El hombre del búho, Misterio de una vocación, 1944, y La apacible locura, 1951), nos explican su vida y su obra con más valor de confesión que de crítica.
Se ha dicho recientemente que G. M. es el poeta mexicano más grande de todos los tiempos: aunque las afirmaciones absolutas suelen ser siempre hiperbólicas, el autor de Los senderos ocultos y el intérprete lírico de los Jardines de Francia es un poeta mayor que ha cruzado todas las fronteras.
J. Sapiña