Nació en Preneste (la actual Palestina) en torno a 170 y murió hacia 235. Discípulo del sofista Pausanias de Cesarea entre 1900 y 197, enseñó retórica durante algún tiempo en Roma y ejerció el cargo de «pontifex» en su ciudad natal.
Flavio Filostrato, contemporáneo suyo, nos dice que Eliano se jactaba de no haber viajado por mar ni salido nunca de Italia. Escribió en griego, idioma cuyo perfecto conocimiento valióle ser llamado por sus coetáneos «lengua de miel». Con intenciones morales y guiado por la idea estoica de una razón universal manifestada en la Creación, reunió gran número de objetos curiosos y datos maravillosos y raros sobre la vida de los animales (v. De la naturaleza de los animales).
En otro texto de carácter erudito, Historia varia (v.), revela también la misma pasión por la anécdota, la curiosidad y los prodigios. Ambas obras disfrutaron de una extraordinaria popularidad entre los contemporáneos; en la actualidad, su valor no es científico ni crítico, antes bien esencialmente filológico: las numerosas citas de Eliano acerca de sus fuentes (Sostrato, Alejandro de Mindo, Pán- filo y, sobre todo, Aristóteles) constituyen, efectivamente, una valiosa ayuda para el conocimiento de estos autores.
De otros dos textos suyos poseemos únicamente los títulos: Sobre la providencia y Sobre las evidencias divinas. Resulta un tanto discutible la opinión de que asimismo es autor de las veinte Cartas rústicas, breves ejercicios estilísticos en forma epistolar.